14 años esperando una respuesta de las Farc

En este oratorio pasan los días los padres de José Arbelay Losada Montenegro, esperando que Dios y la Virgen le hagan el milagro de devolverle a su hijo.
Un oratorio con la imagen de la Virgen María y una foto de gran tamaño de José Arbelay Losada Montenegro, secuestrado hace 14 años por la guerrilla de las Farc, es lo primero que se observa al llegar a la casa de sus padres, don José Arbelay Losada Fierro y doña Elcy Montenegro de Fierro. La pareja de 79 años de edad, él, y de 71 ella, madrugan todos los días a pedirle a Dios y la Virgen que les dé noticias de su hijo para salir de la incertidumbre en que se encuentran desde ese 20 de enero de 2003 cuando los vieron por última vez.

Don José, un topógrafo pensionado después de desempeñar su oficio por más de 30 años en diferentes entidades, y doña Elcy, un ama de casa que se dedicó a criar sus seis hijos, no han podido entender cómo de la noche a la mañana les cambió la vida tan drásticamente, solo porque su hijo tenía un negocio próspero que le generaba empleo a unas 15 personas, incluidos sus hermanos.

“Todo empezó la mañana del 20 de enero de 2003 cuando mi hijo, José Arbelay tomó un avión de Satena a las 6:30 de la mañana para volar de Neiva a la zona de La Macarena (Meta) para entregar los pedidos de los comerciantes. Él siempre se iba un día antes y detrás salían los camiones con la mercancía, era la rutina. De su distribuidora de granos y abarrotes se surtían negocios de Huila, Tolima, Caquetá y algunos del Meta que quedan cerca de San Vicente”, narró con nostalgia el acongojado padre, mientras limpia sus lentes, porque los recuerdos le humedecen los ojos.

Ese día, José Arbelay llegó como de costumbre a La Macarena, pero unos hombres lo estaban esperando y le dijeron que se dirigiera hasta la ‘Y’ del pueblo porque allá lo necesitan, una vez estuvo allí lo subieron a una camioneta con el argumento de que en la tarde lo traían de vuelta, pero nunca más se volvió a saber de él.

Al día siguiente llegaron sus empleados: Edward Ipuz, Camilo Casas y Jesús Alberto López, con los camiones cargados de mercancía, cuando iban en la ‘Y’ a pocos kilómetros del pueblo también fueron abordados por miembros del grupo subversivo Farc y conducidos al lugar al lugar donde tenían a José Arbelay.

En Neiva al ver que ninguno de los cuatro aparecía ni se comunicaban, decidieron llamar al dueño de la posada donde se hospedaba José Arbelay cuando viajaba a La Macarena, este fue el que les informó que a él y sus tres empleados se los había llevado la guerrilla de las Farc para el sector de La Tunia.

“Cuando se supo del secuestro un hijo mío se fue para allá a buscarlos, pero no pudo hablar con ninguno de los jefes, lo amenazaron con dejarlo también y tuvo que devolverse. Yo mismo, a las  pocas semanas de no tener razón de mi hijo, me fui hasta esa zona, alquilé una lancha y contraté a un baquiano para que me acompañara, y duré quince días recorriendo los ríos Guayabero y el Losada, pero nadie me dio razón de ellos”, agregó el padre de José Arbelay.

LA ESPERANZA

A los dos meses del secuestro llegaron a la casa de los Losada Montenegro a pedir unos medicamentos para el secuestrado. “Nos dijeron que necesitaban los medicamentos y que si mi hermano padecía alguna enfermedad, pero no nos dieron más información. Nosotros los entregamos y ellos nunca más volvieron”, explicó Dieny Elcy Losada, hermana de José Arbelay.

A los tres conductores los familiares también salieron a buscarlos, a uno de ellos, Edward Ipuz, la guerrilla le había secuestrado a su padre dos años antes en La Plata-Huila, por lo que el dolor para esta familia era aún más grande. A los parientes de Camilo Casas y Jesús Alberto López, también los amenazaron diciéndoles que si seguían indagando por sus familiares se los llevaban.

Pero los secuestros no pararon ahí. A las semanas de llevarse a José Arbelay y sus tres conductores, en el mismo sitio secuestraron a Reynaldo Cordón Herrera, cuñado de José Arbelay y comerciante de abarrotes también.

A  Reynaldo, su hermano Guillermo Cordón Herrera se fue a buscarlo y la guerrilla también lo secuestró, de ellos tampoco se sabe nada.

LA MUERTE DE JOJOY

Pocos días antes de la muerte de Víctor Julio Suárez Rojas, alias “Jorge Briceño” o “Mono Jojoy”, llegaron hasta la puerta de la casa de Dieny Elcy Losada, la hermana de José Arbelay, dos tipos en una moto y le mostraron una prueba de supervivencia. “Me expusieron una foto donde estaban los cuatro pero no me la quisieron regalar, me dijeron que estaban bien y que nos preparáramos porque en cualquier momento iban a regresar, no dijeron más”, narró la mujer.

El 22 de septiembre de 2010, a los pocos días de la visita con la foto de los cuatro secuestrados, las Fuerzas Militares y la Policía realizaron la operación ‘Sodoma’, donde dieron de baja al “Mono Jojoy” y a 20 guerrilleros más que lo protegían en una zona entre Vista Hermosa y La Macarena.

Esa noticia dejó en el limbo a los Losada Montenegro, porque no sabían si con la muerte de “Jojoy” las cosas para ellos serían mejores o peores. “Desde que vimos la foto nunca más volvimos a saber nada, yo creo que con la muerte de “Jojoy” se dañaron los planes que tenían de liberar a mi hermano”.
 
INDIFERENCIA

La solidaridad, al igual que las esperanza de ver libre a José Arbelay, también se fue acabando, las marchas, misas y pedidos de liberación para los cuatro secuestrados se fueron desvaneciendo a media que iban soltando a los políticos que estaban secuestrados.

“El Comité Humanitario, el Gobierno y mucha gente nos buscaba para que participáramos en las marchas cuando estaban secuestrados los congresistas, pero a medida que los fueron liberando la solidaridad también se fue acabando, hoy ya casi nadie se acuerda que mi hijo justamente hoy (el viernes) está cumpliendo 14 años de estar desaparecido”, se quejó el padre de José Arbelay.

Pero la indiferencia con los Losada Montenegro no es solo de la ciudadanía y de las Farc, el Gobierno tampoco ha hecho nada para aliviar la carga que esta familia está llevando. “Toda la ayuda que hemos recibido fueron seiscientos mil pesos, un salario mínimo  que nos dieron una vez como auxilio, nada más. Con la búsqueda de mi hijo tampoco han tenido éxito, nosotros les entregamos el ADN para que investiguen en los cementerios con ese programa que hay donde las Farc dicen en dónde están las victimas enterradas, pero no hay resultados”, aseveró el afligido padre.

REPARACIÓN  

La única esperanza que tienen los Losada Montenegro es que ahora en el posconflicto alguien se acerque y les diga qué pasó con su hijo, bien sea por parte del Gobierno o de las Farc. Y también qué pueden esperar porque su situación económica es precaria; su hijo, con el depósito de abarrotes, era el que los ayudaba, pero el negocio a los pocos meses del secuestro se acabó.

La pensión que recibe no es suficiente y ahora está enfermo de la próstata, precisamente el viernes anterior que su hijo cumplía 14 años de secuestrado la EPS le tenía programada una cirugía, pero no se la pudieron realizar porque minutos antes de intervenirlo los equipos de la clínica se dañaron.  

“La humilde pensión que tengo no me alcanza para tanto gasto porque las enfermedades ya empezaron a aquejarnos. Lo que esperamos es que ahora que se firmó la paz y empieza el pos-conflicto que las Farc nos digan qué paso con José Arbelay, si está vivo o muerto, queremos que esta incertidumbre termine, porque no entiendo como a una persona buena trabajadora, que nunca tuvo amenazas ni malos negocios con nadie como algunos lo quieren hacer creer se lo lleven y nadie sepa nada”, dice.

Y complementa que “él –su hijo- era un muchacho muy trabajador desde joven, empezó comerciando con frutas y creo su capital honradamente para montar la distribuidora de granos y abarrotes que gracias a su trabajo fue creciendo poco a poco”.

Pero la madre de José Arbelay, doña Elcy Montenegro, quiere que esta prueba que le puso la vida tenga un final feliz, ella aguarda la esperanza de que su hijo este vivo y regrese pronto con ellos.

“Yo tengo la corazonada que José está vivo, yo lo sigo esperando y pidiéndole a Dios y la Virgen que me lo devuelvan, no importa que pasen 14 años lo importante es que algún día llegue”, dice la nostálgica madre, mientras fija sus ojos en las agujas de tejer, que es el oficio que hace sentada en una silla mecedora mientras espera el regreso de su hijo.  


Don José Arbelay Losada Fierro, estuvo durante 15 días en la zona de La Macarena buscando a su hijo pero nadie le dio razón.


La familia participa en todas las marchas y movimientos que hay para pedir por los secuestrados y desaparecidos, pero José Arbelay completó el pasado viernes 14 años de secuestro y nadie da razón.


En la zona de La Macarena secuestraron a José Arbelay y a sus tres conductores.

      

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