La Corte Constitucional dio su veredicto final y el Congreso de la República aprobó la conciliación sobre el nuevo Sistema General de Regalías, que cercenó un derecho constitucional otorgado a las regiones productoras para compensar los daños ambientales que genera la explotación del crudo. La medida por más polémica y controvertida que sea ya no tiene reversa. Regalías, en firme La Corte Constitucional dio su veredicto final y el Congreso de la República aprobó la conciliación sobre el nuevo Sistema General de Regalías, que cercenó un derecho constitucional otorgado a las regiones productoras para compensar los daños ambientales que genera la explotación del crudo. La medida por más polémica y controvertida que sea ya no tiene reversa. Por lo tanto el nuevo régimen de repartición de las regalías está en firme y habrá que atenerse a ello, acomodarse y estructurar todos los planes y proyectos locales y regionales al son del nuevo sistema. Para el Huila y demás regiones productoras, los únicos perdedores no habrá que hacer más cuentas sobre la leche – o el crudo – derramados. Los beneficios que antes llegaban en forma preferencial y privilegiada a la tercera parte de departamentos y municipios del país, serán distribuidos en el territorio y bajo otros parámetros. Estamos hablando de nueva reglas de juego para que estos recursos, que representan 9,1 billones de pesos en el 2012, sean repartidos hacia todos los colombianos mediante cinco fondos que, de manera paulatina, disminuirán su proporción hacia las regiones productoras hasta destinar solo un 20 por ciento en este sentido hacia el año 2015. A eso hay que apuntarle. Es cierto que la iniciativa tendrá graves efectos en materia de inversión. Muchos programas que antes se financiaban con recursos de regalías quedaron al garate. La universalización del régimen subsidiado de salud, por ejemplo, quedó desfinanciado y los municipios sólos no podrán mantenerlos. El Gobierno Nacional debe asumirlos. Pero se requiere ahora la unidad regional para lograrlo. Y no solo de los mandatarios. También de la sociedad civil y los gremios que han permanecido callados. Y por supuesto, de los congresistas, quienes reaccionaron demasiado tarde. Lo que viene es acoplarse al modelo que ya está vigente y tomar todas las medidas y precauciones para que el impacto sea mucho menor que el que, de manera incluso catastrófica, algunos han vaticinado. Tampoco se trata de crear el caos, la desolación y la desesperanza por la pérdida de los privilegios, que lastimosamente se dejaron de aprovechar en mejor medida durante por lo menos los recientes 20 años. El Huila y sus municipios productores – Aipe, Neiva, Palermo y Yaguará en mayor proporción – no muestran hoy los indicadores que se merecen en razón de los ríos de recursos que llegaron en estas dos décadas. Pero este es otro debate que habrá que dar. Los alcaldes y gobernadores deben perfeccionar los mecanismos para presentar proyectos de impacto regional y acceder a los recursos en otros sectores, como ciencia y tecnología, en donde seguimos rezagados. Lo que esperamos, más allá del desconsuelo regional, es que la reforma realmente apunte y sea eficaz en la disminución de la pobreza y en el avance del desarrollo nacional, y que el conjunto de nuevas herramientas jurídicas basadas en una mayor equidad y mejor redistribución, hagan posible combatir la pobreza y elevar los niveles de bienestar colectivo, como lo ha pregonado el Gobierno Nacional. Como dice un locutor deportivo, no hay tiempo de llorar sino de trabajar y adaptarse a las nuevas circunstancias. DESTACADO “La medida por más polémica y controvertida que sea ya no tiene reversa. Por lo tanto el nuevo régimen de repartición de las regalías está en firme y habrá que atenerse a ello”. Editorialito El general José Roberto León Riaño fue designado director de la Policía en reemplazo del general Óscar Naranjo, quien renunció. El oficial, nacido en Ibagué, tendrá un gran desafío para mantener la misma línea y enfrentar los graves problemas de inseguridad urbana.