Esta noche, a las 12:00 am, daremos la bienvenida al año 2025, proclamado como el “Jubileo de la Esperanza”. En este nuevo año, valores como el respeto, la certeza y la seguridad, serán fundamentales para construir una sociedad más optimista.
Históricamente, el “Jubileo” es un período de reflexión, derivado del hebreo “Yobel”, que simboliza el cuerno del cordero usado en relatos bíblicos para anunciar nuevos tiempos. Así mismo, los romanos adoptaron este concepto a través del latín “Lubilaeus”, que evoca renovación o transformación profunda.
A lo largo de este año que termina, 2024, recorrí las calles, barrios, comunas y corregimientos de Neiva; allí, tuve la oportunidad de escuchar testimonios de cientos de personas, familias y comunidades.
La narrativa de una madre que perdió a su hijo a causa del microtráfico, de un asesinato o una condena. El testimonio de una familia que sufrió la pérdida de un ser querido, resultado de una depresión que la sociedad se negó a comprender. El clamor de un emprendedor o empresario, formal o informal, que enfrentó la extorsión y que lamentablemente tuvo que cerrar su empresa o proyecto.
La historia de la señora que aún espera la entrega de su vivienda en un proyecto que nunca arrancó, y de la cual tampoco le han devuelto sus ahorros; La realidad de un profesional que se arrepiente de su carrera, ya que en Neiva no hay oportunidades laborales sin la intervención de un político, lo que lo llevó a emigrar en busca de un mejor futuro. La incertidumbre del paciente o habitante de calle frente a su tratamiento.
También escuché la voz comunitaria y gremial que pide, con justa razón, que en Neiva haya sensatez y que las cosas se hagan bien. Que las instituciones y sus representantes dejen de pelear y empiecen a articularse para sacarnos del atolladero del que aún no logramos salir.
Cada historia fue única y distinta; sin embargo, se entrelazaron de manera profunda e inesperada. A pesar de las diferencias políticas, religiosas, económicas e incluso sociales (sin aludir a los estratos), siempre hubo esperanza y la visión compartida de una ciudad que logre superar sus discrepancias y avanzar hacia al progreso.
La gratitud es uno de los sentimientos más hermosos del ser humano. Por esta razón y muchas más, deseo expresar mi agradecimiento a ustedes, estimados lectores y neivanos, así como a esta casa editorial. Sin sus relatos y espacios de conversación, siempre acompañados de un buen café, este artículo de opinión no habría sido posible y tampoco tendría sentido.
Nos reencontraremos en el 2025 ¡Les deseo un feliz año!