Germán Palomo García
Resulta lógico que los emprendimientos que en época de pandemia son más recurrentes tengan que ver con la solución a la problemática que esta genera. Así, solo para citar un ejemplo (el más repetido) tiene que ver con la fabricación de ventiladores mecánicos, aunque los tapabocas y los uniformes para los médicos no se quedan atrás pero no son tan exigentes en su producción. Varias universidades en el mundo, con el apoyo de la empresa privada en algunos casos, están dedicadas a “ganarse este mercado” los que terminarán fabricándose localmente en distintas versiones pues los precios finales terminan siendo más bajos que los importados y con la calidad exigida. Pero, ¿Por qué llegamos a esta situación? Sencillamente porque todos los sistemas de salud desnudaron su realidad: No contaban con los equipos requeridos para atender a los infectados por el Covid-19 a los niveles exigidos especialmente en cuidados intensivos. De hecho, el confinamiento procura evitar una masiva infección que ningún sistema sanitario podría atender. Esta universal carencia es suficiente para decir que la salud nunca ha sido prioridad en ningún sistema pues las enfermedades resultan “selectivas” y afectan a quienes las padecen. Pero esta pandemia nos está dando muchas lecciones. La primera es que la salud es de altísima prioridad y los sistemas deben estar preparados para atender toda clase de servicios que la sociedad requiera. Mientras las potencias mundiales muestran con frecuencia los avances tecnológicos en las armas no convencionales que no sirven para curar sino para matar tiene que ocurrirnos lo que estamos viviendo para descubrir lo que acabo de mencionar: los indicadores de camas de cuidados intensivos por cada mil o 10.000 habitantes es muy baja no solo en nuestros países sino en los del primer mundo. ¿Por qué no adoptar el llamado cargo por confiabilidad en salud, de la misma manera como existe en el sector eléctrico para mantener a las térmicas listas para entrar a operar cuando hay una caída en la generación de energía en las hidroeléctricas?
Es cierto que economía Vs. Salud es un falso dilema. pero esta propuesta simplemente busca reconocer que la salud exige un tratamiento que se califique como eficiente y eficaz y que sus premisas de mercado sean dictadas también por cobertura y calidad a todos los niveles y no por las tasas de ganancia. El problema de la salud no es de dinero, comprobado por los diferentes casos de corrupción en Colombia y otros países. Es de organización, de innovación y de sentido social. Claro, debe ser rentable pero con indicadores diferentes. El sector eléctrico creó el cargo por confiabilidad y los usuarios lo pagamos. En salud pagamos más y el dinero no alcanza. ¿Por qué no intentarlo estructurándolo racionalmente y evitamos las carreras de hoy?