Una pieza de carne jugosa y tierna siempre será una buena opción para saciar el hambre, y en el restaurante Marmoreo en Neiva sí saben cómo satisfacer a un comensal.
Juan Manuel Muñoz Cifuentes
Periodista, cocinero y pastelero
Seguramente el frío artificial del salón apuró mis ganas de sentir el calor de la carne recién bajada de la parrilla. Mi cuerpo necesitaba subir su temperatura y la mejor manera de hacerlo, pensé yo, era a través de la comida. Por eso, cuando el asesor gastronómico del restaurante Marmoreo de Neiva puso en mi plato esos trozos de ojo de bife aún humeantes no demoré en llevarlos a mi boca. El vino recomendado por sumiller fue un excelente cómplice ante esa necesidad corporal. Deliciosa y aliviadora sensación en mi paladar.
Experiencia gastronómica
El ambiente o la predisposición por estar en ese lugar, quizás, despertaron ese lado primitivo que hay en mí. Las imágenes mentales de un corte de res bien preparado rondaban en mi cabeza.
En esta ocasión no probé un plato en especial, sino que disfruté de toda una experiencia culinaria que incluyó sabores, olores y conocimientos. Nunca me habían hablado con detenimiento de lo que iba a comer y esa función la cumplió a cabalidad el asesor gastronómico de Marmoreo. Interesante detalle del restaurante.
Hablando de carnes, la noche empezó con un ojo de bife proveniente de la raza Hereford de una casa ganadera del Río de la Plata en Argentina.
Los de 350 gramos de la excelsa proteína bovina fueron sellados en la parrilla para atrapar toda su jugosidad y añadirle ese característico gusto que da la brasa; posteriormente su cocción fue terminada frente a mí con un flambeado sobre una tabla de sal del Himalaya, baja en sodio y rica en minerales. Ese choque entre una chispa y un licor, en este caso una mezcla de güisqui y ron, no solo ofreció un bonito espectáculo, sino que le aportó un sabor muy especial al ojo de bife con toques de frutos secos y madera.
Luego de ese corte prepararon para mí un bife de paleta nacional, igualmente de sabroso que el argentino. Esta vez la preparación fue totalmente a la parrilla, pero respetando el término de cocción, no superior a tres cuartos, para aprovechar su jugosidad y concentración de sabores en el interior. ¡Suculentos!
Los cortes los comí acompañados de ensalada César y fettuccine a la carbonara.
¡Un vino, por favor!
Una parte importante de la vivencia gastronómica en el restaurante Marmoreo es el ritual del vino. Allí no solamente se toma la preciada bebida, sino que se le habla al comensal sobre sus principales características.
En medio de su convincente y fluida narrativa, el sumiller se refiere con toda la propiedad que da la experiencia a las bondades de un vino y su función en el maridaje de acuerdo a la ocasión.
Por sugerencia del sumiller se sirvió una referencia especial: Barrel select, cabernet sauvignon – syrah, de la casa Finca las Moras, de la región de Mendoza, en Argentina. Este vino tuvo un proceso de doce meses por barricas de roble francés y americano que le otorgaron toques de tabaco, madera y nuez moscada, sin perder la frutalidad y concentración que son típicos de los vinos argentinos. Cuenta con una calificación de 91 puntos según el ranking de James Suckling, uno de los enólogos más respetados a nivel mundial.
Pasión por la carne
Marmoreo es cultura hecha carne, como dice su eslogan. El restaurante se caracteriza por ofrecer a sus comensales exquisitos cortes de proteína bovina internacionales y nacionales, provistos de terneza, suavidad y jugosidad.
Las casas ganaderas más importantes de Colombia, Suramérica y Estados Unidos los proveen.
Tiene dos sedes en Neiva. Una en la carrera 9 # 14-63 en Chapinero, y en la calle 18ª # 5a-16, Sevilla. El número telefónico para reservas es el 3155550600.