Durante tres días, Neiva fue escenario de la Audiencia de Reconocimiento y Aceptación de Responsabilidad para presuntos autores de ‘falsos positivos’ llevada a cabo por la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP. 74 comparecientes de la fuerza pública vinculados a lo que esta justicia ha denominado “Subcaso Huila del caso 03”, que investiga asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate por agentes del Estado, se presentaron públicamente y reconocieron su participación en estos crímenes.
Fue absolutamente sobrecogedor y al mismo tiempo frustrante e indignante escuchar de boca de exmilitares cómo ejecutaron el plan criminal para exhibir como resultados operacionales legítimos homicidios perpetrados en combates simulados en el departamento de Huila.
“Salí trasladado a la Agrupación de Fuerzas Especiales, esperando que no me iba a encontrar (con) lo mismo, que no iban a amenazar otra vez con mi carrera, hasta que me encontré con el general William Fernando Pérez Laiseca, ¡de forma pública lo digo acá! Con nombre propio, porque acá hay personas que estuvimos en la sala de guerra con él, cuando nos trató como perros, nos trató de forma humillante, porque nosotros no dábamos resultados operacionales, amenazó nuestras carreras, amenazó el sustento de nuestras familias, si nosotros no entregábamos muertos, porque no estaba pidiendo capturas, estaba pidiendo muertos”. Relatos como estos demuestran la magnitud de la audiencia liderada por magistrados y magistradas de las salas de Reconocimiento de Verdad y de Definición de Situaciones Jurídicas de la JEP.
Y también demuestran la magnitud del capítulo de horror que vivió el Huila entre los años 2005 y 2008: más de 200 asesinatos de civiles inocentes, así como 32 desapariciones forzadas y ocho tentativas de homicidio, a manos de militares de del Batallón de Infantería No. 26 ‘Cacique Pigoanza’, del Batallón de Infantería No. 27 ‘Magdalena’, de la Agrupación de Fuerzas Especiales Urbanas No. 11 y de la Novena Brigada.
Todo esto deberá contribuir, al final, a que los responsables sean castigados, a que se honre la memoria de las víctimas y a que las familias de estas sanen las heridas de semejante barbarie.
