Ha generado en la ciudadanía desazón el fallo de la justicia que absolvió al exalcalde del municipio de Palermo, Huila, Víctor Ernesto ‘Pujacho’ Polanía, a pesar de la existencia de audios en los que al entonces mandatario se escuchaba liderar una cumbre política en su finca y trazar estrategias de cara a las elecciones de 2019.
El desconcierto no es para menos. Los huilenses fueron testigos de cómo Polanía decía: “Si nosotros trabajamos bien el tema, en la pelea salimos ganando… los vamos a volver mierda, pues nosotros tenemos veintidós mil millones de pesos en estas vainas que faltan todavía… veintidós mil millones que estamos invirtiendo en este momento”. Y no fueron palabras sueltas. Las dijo en una reunión realizada el lunes 30 de septiembre del 2019 en la finca ‘El Chorrillo’, de propiedad del exalcalde, ubicada en la vereda Nazaret del municipio de Palermo. A su lado, estaba la candidata a la Alcaldía, Silvia Alexandra Castañeda, varios miembros de su equipo de gobierno, concejales y el personero, Kleiver Oviedo, hoy paradójicamente alcalde.
Durante el proceso por indebida participación en política, la Fiscalía expuso que “No se trató de una reunión pública donde asistió todo el mundo sino personas afines con la campaña de Silvia Alexandra y de quien para ese momento era el alcalde de Palermo Víctor Ernesto Polanía del mismo partido político”.
Sorprendentemente y cinco años después, el juez del caso tomó el camino más fácil: el de la absolución y de echarle la culpa a la Fiscalía, al supuestamente endilgarle no haber podido demostrar la participación del entonces mandatario en la reunión política.
Independientemente de si el juez tiene o no la razón, el caso de ‘Pujacho’ ha desnudado una vez más los males que siempre han rondado a la justicia en nuestro país: la morosidad, el monstruoso formalismo, los fallos mediocres, la corrupción y el vencimiento de términos. La pérdida de confianza en la justicia es una realidad.