La más reciente inversión que el Estado, a través de la Gobernación del Huila y la Alcaldía de Neiva, le hizo al Malecón del río Magdalena ascendió a los $9 mil millones. Fue en el año 2021. Los mandatarios de la época Luis Enrique Dussán y Gorky Muñoz presentaron el empleo de los recursos como las obras de rehabilitación que necesitaba este lugar aledaño al afluente madre de los colombianos.
En aquella oportunidad, Dussán y Gorky –vale la pena recordarlo—validaron algo que sus antecesores, Carlos Julio González Villa y Rodrigo Lara Sánchez, dejaron contratado. De la inversión destinada, la Gobernación aportó $5.200 millones, mientras que la Alcaldía puso el restante dinero. La remodelación del Malecón del Magdalena incluyó la construcción de módulos o locales comerciales, un tanque de almacenamiento de agua, baterías sanitarias, una cancha con grama sintética, juegos bio-saludables, zonas verdes y juegos para niños, entre otros.
Pero, esta no ha sido la única inversión que se le ha hecho al Malecón del Magdalena durante los últimos años. Gobiernos anteriores han dirigido inversiones cuantiosas hacia esta zona de la ciudad. Incluso, a comienzos de la década del 2000 se instaló un teleférico.
Lamentablemente, todos han pensado en poner bonito al Malecón para convertirlo en destino turístico, pero ninguno se ha detenido en qué hacer para garantizar que el lugar sea seguro y no un antro de desaseo y guarida de habitantes de calle, delincuentes y consumidores de sustancias alucinógenas como lo ha sido siempre.
En el fondo, el gran problema de nuestros gobernantes es que se dedican a contratar obras a diestra y siniestra, sin saber si serán útiles para las comunidades. Se han dedicado –no se sabe si voluntariamente—a mirar fijamente la hoja, desconociendo todo el árbol.
