La Nación
No es el momento 1 21 septiembre, 2024
COLUMNISTAS

No es el momento

Pese a los comentarios negativos hechos por los gremios, sectores de opinión diversos, académicos y expertos en economía, el “Gobierno del Cambio” avanza en su intención de presentar y aprobar una nueva reforma tributaria. Obvio que contará para su aprobación con la ayuda de una maquinaria bien aceitada, repleta de mermelada de contratos y puestos por repartir, algo que en el Congreso funciona a las mil maravillas a la hora de aprobar leyes, no importa si terminan siendo contraproducentes para la mayoría del país.

Y es que en medio de la difícil situación económica que se vive, caracterizada por la parálisis de sectores de la economía tan importantes como la construcción y la industria, hacen que el hecho de pensar en una mayor tributación, se genere mayor incertidumbre y desánimo a la hora de invertir en el país “potencia de la vida”.

Son doce billones los que piensa recibir el Gobierno con la próxima reforma, dinero necesario para tratar de solventar las dificultades generadas por un incremento en el gasto que prevé el nivel central para el año entrante, algo que se ha dado solo en números y deseos, porque si algo ha caracterizado a este Gobierno es la pobre ejecución que no resuelve ningún problema. Basta ver las cifras de la casi nula ejecución de recursos asignados al Ministerio de la Igualdad.

Ya se les olvidó la fórmula que proponían antes de llegar al poder, que sigue siendo real en caso de ejecutarse, y es la de la eficiencia en el gasto, la lucha contra la corrupción, la evasión y la elusión de impuestos, adicionalmente políticas públicas que permitan dinamizar la economía, atrayendo más capitales e inversión al país.

De qué sirve un mayor recaudo si no se es eficiente en su inversión, si no está dirigido a la reactivación económica, si no se genera confianza y seguridad jurídica a los inversionistas.

Hace mucho tiempo se sabe que para superar la pobreza y las dificultades que vivimos en Colombia se requiere de un crecimiento económico más allá del que hemos vivido. Se redistribuye la riqueza, no la pobreza como piensan actualmente hacer.

Uno de los más grandes afectados será nuevamente la clase media, esa que dinamiza una economía, pues terminará más empobrecida debido al exceso de tributación, con la secundaria caída en el consumo y el ahorro.

Esperamos que el Gobierno recapacite y piense mucho más en las empresas, – generadores de crecimiento y desarrollo-, principal eslabón en la generación de empleo formal, en la clase media contraída por las actuales reformas que le imprimen una gran carga tributaria que la tienen hoy en día asfixiada y de seguir así, en vía a la extinción.

Que el Gobierno se aleje de esa idea errónea de incrementar el gasto sin demostrar eficiencia y crecimiento económico, pues lo que está logrando con estos mensajes y acciones, es incrementar la zozobra e incertidumbre que se vive en la actualidad, males que sumados a la desconfianza generada, terminan por lograr el efecto contrario, el estancamiento o el decrecimiento de la ya afectada economía colombiana.