Así es el día a día de un transportador de carga

Larry Guillermo Castellanos, un camionero de Neiva con 17 años de experiencia, enfrenta día a día los diversos retos que le muestra las vías de Colombia, a las cuales se ha adaptado para llevar siempre a su destino cada uno de los fletes que le encargan. Larry manifiesta que es importante para el gremio la seguridad: “Afortunadamente, la carretera me ha enseñado a trabajar, a no dar papaya y a no exponerme”.

 María Alejandra Ruiz Mallungo

@amperiodista

“Según la necesidad del cliente, a veces toca conducir de día, en la noche o hasta el amanecer. Como tal, las horas de conducción no son fijas; en ocasiones, es necesario pasar derecho (conduciendo). Hay empresas que solo permiten transitar 12 horas diarias”, menciona Larry Guillermo Castellanos, camionero neivano que transporta el café excelso de exportación huilense a través de su Chevrolet FRR modelo 2015.

Larry comenzó su carrera como transportador hace 17 años y, desde entonces, ha aprendido a adaptarse a las necesidades de sus clientes, a las vías del país y a los peligros que enfrentan quienes desempeñan este importante papel en Colombia.

“Yo transporto herramientas de compañías petroleras y todo lo relacionado con cafés para puertos o trilladoras: excelso, pergamino, pasillas. Como tal, no transporto alimentos. Muevo contenedores con accesorios de Suzuki, de PVC, entre otros”, manifiesta el transportador.

Sin embargo, su principal flete, como se conoce a este transporte de insumos, es el café de exportación que recoge de las diversas zonas cafeteras del Huila para llevar a los puertos, donde el café colombiano deleitará a personas de todo el mundo en cafeterías y restaurantes.

“Transporto café excelso; es café para puertos, café de exportación. Lo recojo en diferentes trilladoras, como Garzón, Pitalito, Acevedo, Bruselas, Neiva e Ibagué, y lo transporto hacia Buenaventura, Santa Marta, Cartagena, Manizales, Pereira, Cartago y Chinchiná. Voy a muchas partes de Colombia”, expone Larry.

Experiencia intachable

La jornada de este transportador neivano varía drásticamente dependiendo del destino. Las horas que pasa al volante dependen de las condiciones impuestas por la empresa que ha decidido contratar sus servicios.

Larry trabaja principalmente con la Federación Nacional de Cafeteros en el Huila para el transporte del café de alta calidad. La Federación realiza una revisión exhaustiva del historial del conductor y su comportamiento en carretera, además de requerir experiencia demostrable en el flete de productos similares.

“Para obtener los fletes, se debe tener un récord de viajes en la empresa. Esto significa que uno haya realizado varios viajes a diferentes empresas, ya que eso lo verifican en el sistema. Piden la cédula, hacen un estudio de seguridad sobre la hoja de vida y se debe estar al día en todo. El vehículo debe tener GPS, uno debe contar con seguridad social, la licencia al día y una póliza de todo riesgo en caso de accidente. Incluso, no puede tener un comparendo; de lo contrario, no le dan el flete”, comenta Larry a LA NACIÓN.

El viaje

Luego de la revisión de antecedentes y experiencia, el coordinador encargado del producto a transportar se comunica con él, se negocia el precio y la carga a llevar. Sin embargo, el viaje no está confirmado hasta que los costales de café estén completamente dentro del camión. Una vez realizado este trámite, se hace la “cita” y se genera la guía de viaje.

“El café que va hacia el puerto, el de exportación, lleva cita. Mientras usted no cargue el viaje, no le asignan cita. Cuando ya está cargado, se reporta a la transportadora que ya tiene la cita y que ya tiene la guía, que es con la que se justifica que el café es legal y que se puede transportar sin ningún problema al puerto, por si la Policía lo detiene en la carretera. Se le muestra la guía… (porque) son cargas de alto valor y, por tanto, se transita por la ruta indicada en la guía que da la Federación de Cafeteros, para sacar los diferentes cafés de las zonas”, explica el camionero.

Al llegar a su destino y contar con la cita, el transportador presenta los documentos de la carga y es recibido por los encargados. “Le dan la cita; por ejemplo, si se carga el lunes, la cita es para dos días después. Me quedo en casa, madrugo tipo cuatro de la mañana, me tomo 12 horas hasta Buenaventura. Si todo sale bien, llego a Buenaventura a las cuatro de la tarde. Guardo el café en un parqueadero seguro porque es muy delicado y es muy común que se lo roben. Al día siguiente, cumplo mi cita. Presento los documentos, la guía, ingreso al puerto y descargo el café”, narra Larry.

Costos

El pago por un flete oscila entre $2.300.000 y $3.100.000, dependiendo de la cantidad de carga y su cuidado o delicadeza. Una vez se cierra el trato, la empresa le entrega a Larry el 60% del costo total y deja un excedente para cuando la carga sea entregada. En un mes, puede realizar entre 6 y 10 fletes.

Ya en las vías de Colombia, los gastos que debe asumir el transportista van desde peajes y alimentación hasta el ACPM, el combustible indispensable para el viaje, lo que asciende aproximadamente a $1.000.000, sin contar los daños en el vehículo que puedan presentarse.

Por esto, su preocupación por el aumento del ACPM es genuina y no duda en manifestar su inconformidad. “El precio ha aumentado mucho. Las empresas no quieren pagar más por el flete, lo que nos perjudica. Por ejemplo, de Neiva a Buenaventura, gastaba $400.000 en ACPM, pero con el aumento ahora gasto $500.000. Eso es un imprevisto”, enfatiza Larry.

Peligros en la vía

En el camino de Larry y de cualquier camionero, se presentan situaciones desde diferentes ángulos: eventos naturales, fallas mecánicas, imprevistos viales e incluso controles policiales. Pero el temor más grande es el generado por la “delincuencia en la carretera”.

“Si uno va a desayunar, debe ver el carro allí mismo. No puedo dejarlo a una cuadra, a media cuadra o en la vuelta. Si dejo el carro botado en la calle, pueden golpearlo y uno no se da cuenta o un ladrón puede robarte la tableta del camión, las baterías, o incluso robarse el carro”, menciona Larry.

Sobre la seguridad para el gremio: “No tenemos beneficios, no tenemos ventajas; estamos desprotegidos, a merced de la violencia. La delincuencia llega y te atracan, y no pasa nada. No es justo que uno esté trabajando y otro venga a robarte por despojarte de un celular o de un dinero que tanto esfuerzo te ha costado conseguir. Afortunadamente, la carretera me ha enseñado a trabajar, a no dar papaya y a no exponerme”, narra Larry.

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