La otra cara de las comunidades energéticas

A inicios de esta semana, se anunció la estrategia conjunta entre el Gobierno Nacional, el Ministerio de Minas y Energías y la generadora Isagen, para el desarrollo de 14 proyectos de comunidades energéticas, haciendo uso del mecanismo de financiación de “Obras por impuestos”, creando condiciones propicias para obtener un buen apalancamiento del sector privado. Ahora bien, a pesar del gran potencial que tienen las comunidades energéticas para cambiarle la cara al sistema y al mercado eléctrico colombiano, siento que tenemos y hemos tenido un fuerte sesgo que limita nuestra visión. Es debido a este sesgo, que todos los proyectos que involucran comunidades energéticas siempre se asocian a comunidades marginales. En el caso del proyecto anunciado, este va a estar enfocado en comunidades ubicadas en Zonas No Interconectadas -ZNI- y Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado -ZOMAC-, validando una vez más, el referido sesgo.

No quiero que me malinterpreten. Considero que todas las zonas merecen desarrollo energético, sin embargo, debemos dejar de ver a las comunidades energéticas con los ojos de la marginalidad y comenzar a verlas con los ojos del cambio, me explico. La matriz de generación de energía eléctrica se ha caracterizado por la fatal “receta” en la que las fuentes hidroeléctricas son predominantes y se respaldan con energía térmica. Digo fatal, porque luego de un apagón en la década de 1990 y luego de varios sustos causados por “El Niño”, seguimos abrazados a la receta tradicional. Visto de otro modo, la predominancia de las centrales hidroeléctricas ha implicado que departamentos como el Huila se hayan visto afectados con la masiva e injusta inundación de tierras, perdiendo fauna, flora, tesoros arqueológicos y paleontológicos y afectando a un sinnúmero de huilenses. Asumimos todas estas externalidades a cambio de nada, pues por la configuración del sistema y por el esquema de propiedad de las plantas, los huilenses no disfrutamos de tarifas preferenciales de energía, ni beneficios que se vean reflejados en la factura.

Departamentos como el nuestro, son candidatos perfectos para la creación de proyectos de comunidades energéticas solares urbanas. Este podría ser un primer paso para que las ciudades huilenses ganen independencia energética, transformando a las unidades residenciales en verdaderos agentes de la transición hacia un sistema más justo, eficiente y en el que no tengamos que inundar nuestro futuro. Invito a todos los alcaldes del departamento y a la gobernación a que nos aventuremos a crear nuestros pilotos de comunidades energéticas.

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