Nuestros héroes Paralímpicos

Con tantas malas noticias que recibimos a diario es una alegría que nos debe llenar de orgullo patrio la histórica participación de la delegación nacional en los Juegos Paralímpicos en París, sumando 28 medallas: siete de oro, siete de plata, 14 de bronce y 42 diplomas. Un gran ejemplo de esfuerzo, tesón y disciplina de 78 atletas. Algo sencillamente espectacular y admirable. Su pundonor deportivo, el ánimo de poner en alto el país, la capacidad de sacrificio y el empeño por sobreponerse a las adversidades de la vida nos deben servir de ejemplo como personas y sociedad.

Aunque hoy saborean las mieles del triunfo, producto del esfuerzo por superarse y salir adelante, no se nos puede olvidar que para muchos la existencia ha estado marcada, tristemente, por tragedias, sufrimiento, pobreza, necesidades y violencia. Algunos han sido víctimas directas de la guerra que ha arrastrado a miles de nuestros mejores jóvenes. Como miembros de la fuerza pública fueron impactados por artefactos explosivos, en combates o atentados, que les dejaron evidentes consecuencias físicas y sicológicas con las que han tenido que luchar.

Sin embargo, ‘milagrosamente’ o, mejor, con gran voluntad y valentía lograron que no se apagará el sueño de salir adelante, aprovechando el talento físico y deportivo. Con una inmensa actitud mental continuaron para competir y ganar. Y porque tenían en la cabeza puesta la ‘meta’ de sacar avante sus vidas y las de sus familias, en medio de la falta de escenarios, sin incentivos y con necesidades económicas. Y, ahora, de repeso, el gobierno nacional recortó el presupuesto al deporte en la vigencia 2025. ¡Qué tal!

Con lujo de hechos nos demostraron que las limitaciones nos las ponemos muchas veces nosotros. No son excusas para no crecer y alcanzar los objetivos propuestos. No es cuento, es realidad: los seres humanos somos capaces de superar las dificultades que la vida nos entrega, incluso, cuando se manifiestan en forma de una discapacidad.

Son personas que nacen con capacidades distintas, pero, son igual de válidas que el resto de la sociedad. No debemos invisibilizarlas o ‘arrimarlas’ como, lamentablemente, lo sufren constantemente. Las personas con discapacidad, ya sea físicas o intelectuales, existen y merecen el espacio que les corresponde por derecho en la comunidad, los cuales por distintos motivos se los hemos negado. Tampoco se trata de sentirles lástima, es respetarlos y ayudarlos a seguir batallando.

Para nuestros ‘héroes Paralímpicos’, con o sin medalla, gracias, muchas gracias por existir. Por el hermoso ejemplo que nos dan para entender que podemos enfrentar los pesares y problemas que nos asedian a diario. Tengo la esperanza que con lo conquistado por ustedes otros colombianos en discapacidad que hoy se esconden o no encuentran lugar se animen a dar un primer paso y den lo mejor que, estoy segura, tienen.

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