El gobernador del Huila y el alcalde de Neiva han decretado el estado de calamidad pública, una decisión nada fácil de tomar para cualquier mandatario pero que es acertada en medio de la grave crisis provocada por los incendios forestales en nuestra ciudad y departamento.
Una cosa es mirar los toros desde la barrera y otra muy diferente estar adentro de cada uno de los equipos que afronta la situación. Me cuentan que las jornadas han sido largas y extenuantes al interior de los “PMU”, Puestos de Mando Unificado; también para cada uno de los grupos de bomberos, soldados, brigadistas, funcionarios y comunidad que arriesga su vida.
Durante el día, con esfuerzo y mucho peligro los diferentes frentes de trabajo logran avanzar en el control parcial o total de los incendios, no obstante, la desesperanza regresa en las noches; una sola chispa puede, como ha sucedido ya, reactivar y hacer más intensa la conflagración, provocando que todo el avance obtenido se ponga en riesgo. Una situación que genera impotencia, dolor y lágrimas.
Sin embargo, todos los días estos grupos conformados por mujeres y hombres valientes atienden su llamado con determinación, para ellos es un acto de supervivencia diaria el enfrentar a un enemigo (fuego) que puede llegar a sobrepasar los 350 grados centígrados. Dimensionar esta realidad es casi imposible; en realidad son verdaderos héroes.
De manera visible o muchas veces en silencio, la población ha expresado su solidaridad. Diferentes campañas de apoyo se han visto desde los medios de comunicación y las redes sociales, también en las calles; una conducta que nos hace pensar que no todo está perdido y que los huilenses sí podemos estar unidos cuando de causas comunes se trata.
No obstante, además de implorar lluvias a la divina providencia, esta batalla tocará librarla con recursos y no serán pocos. Los impactos negativos de la emergencia perdurarán en el tiempo y deberán ser reparados posteriormente; así mismo los sistemas productivos y la economía de quienes hoy lo han perdido todo.
Aunque del gobierno nacional se han recibido apoyos, la dificultad que atraviesa el país por los incendios ha hecho que estos sean limitados e insuficientes; tal como ha sucedido con los helicópteros y aviones que se han dispuesto.
La calamidad pública, en este sentido, se convierte en un instrumento aliado para hacer más eficiente y eficaz la acción de respuesta por parte de la gobernación del Huila y las diferentes alcaldías; eso sí con responsabilidad.
Segundilla: Al cierre de estas líneas, comunidades de Neiva, Campoalegre y Aipe bloqueaban la ruta 45. Están agobiadas, piden mayor apoyo del gobierno nacional. El temor es que los incendios se fortalecen y amenazan con llegar a algunas minas de fosforita del sector.