Durante años hemos escuchado que el café llegó por primera vez a Colombia en el siglo XVIII gracias a misioneros holandeses, entre los cuales el sacerdote Francisco Romero imponía como penitencia para redimir culpas en un pueblo nortesantandereano, sembrar café. Merced a esos arrepentidos pecadores Colombia es potencia mundial y el Huila cuenta doce años seguidos como líder nacional en cantidad y calidad a pesar de que a mediados del siglo pasado se cultivaba café artesanalmente en minifundios. Pero desde los años 80 su producción se disparó y hoy lo cultivan 84.000 familias en 145.000 hectáreas en 35 municipios opitas.
Nombres como Leónidas Lara, Jorge Villamil Ortega –padre de nuestro compositor Villamil Cordovez- o la familia Ocampo Ospina son recuerdos icónicos especialmente entre quienes conocen la historia cafetera huilense y del país.
Nostálgicos los tiempos durante los cuales las zonas cafeteras colombianas veían realizarse y mantenerse con dinero del esfuerzo cafetero, vías rurales, escuelas, puentes, acueductos, puestos de salud, electrificación campesina, etc. O cuando el gremio era dueño de flotas mercantes, bancos, corporaciones de ahorro y vivienda, aseguradoras, acciones de aerolíneas y la lista sigue. Todo terminó, como tantas riquezas nacionales, despilfarrado y saqueado por la ineficiencia y la corrupción de ladrones de cuello blanco que tomaron por asalto y desplumaron esa gallina de los huevos de oro.
Hoy envejecidos cultivadores casi no encuentran relevo generacional porque sus descendientes no ven con confianza su futuro por los costos de producción, la violencia, la elevadísima carga burocrática de la Federación, el contrabando y demás factores adversos que desestimulan a quienes se rompen el lomo en los cafetales.
Hoy está frente a la rectora del gremio el huilense Germán Alberto Bahamón Jaramillo, cafetero también y nieto de Julio Bahamón Puyo uno de los pioneros de la caficultura opita.
El Huila, gran campeón nacional e internacional del café sigue esperando que se concrete bastante más que el orgullo de un paisano en tan importante presidencia.
Entre las expectativas está la Universidad del Café, dado que sin conocimiento ni tecnología competir exitosamente es hoy prácticamente imposible. De hecho, Suiza está entre los cinco países que más café exportan desde 2009 porque su industria sin producir una cereza importa café sin tostar para tostarlo, empaquetarlo, etiquetarlo y venderlo en un precio mucho mayor al de Colombia que tiene tierras, pisos térmicos, tradición y 850 mil hectáreas en 660 mil fincas, el Huila encabezando el ranking.
La Universidad del café no resuelve la situación y si se inaugurara hoy, habría que esperar la primera promoción de técnicos y profesionales que comiencen a ejercer, pero sería indudablemente un gran salto para el desarrollo regional y nacional.
¿Para cuándo será ese cuando, paisano?