No se pueden hacer oídos sordos a las voces que insistentemente hablan por estos días de riesgos en el suministro de gas y energía en los hogares colombianos. Por donde se le mire, es un hecho gravísimo que se suma a una larga lista de preocupaciones hoy en el país.
La más importante advertencia proviene, nada más ni nada menos, que de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica, Acolgen, que es el gremio que reúne a las compañías generadoras de energía en Colombia como Enel, Isagen, Celsia, Empresas Públicas de Medellín, entre otras. Enel, por ejemplo, tiene hoy en sus manos el manejo y operación de las centrales hidroeléctricas de Betania y El Quimbo.
La presidenta ejecutiva de Acolgen, Natalia Gutiérrez, ha hablado, entre otras cosas, de que están en riesgo 4.500 megas de energía, que “Deberíamos estar en una época de lluvias que no se ha materializado, eso produce que estemos generando energía eléctrica a partir de agua, pero nos toca guardar y cuidar a partir de diciembre del presente año”, y que “La energía solar y eólica son bienvenidas, pero no debemos olvidar las térmicas a corto plazo”. La dirigente gremial ha sido enfática al decir: “Acabamos de salir de un fenómeno de El Niño que dejó un apretado equilibrio entre la oferta y la demanda. No hemos recibido la energía esperada, y nos encontramos en el punto más crítico de los últimos 30 años”.
A esto se suman decisiones como la de Ecopetrol de suspender temporalmente el suministro de gas natural vehicular a 13 empresas. Esta decisión, aunque provisional, tiene como objetivo asegurar que las plantas térmicas puedan operar a plena capacidad.
Tal panorama puede desembocar en eventuales apagones, algo que le haría un enorme daño a la economía colombiana. Urge que el Gobierno Nacional tome acciones, soportadas en criterios técnicos, para devolverles la tranquilidad energética a los colombianos.