El nuevo atentado terrorista de esta semana contra un establecimiento comercial en el municipio de Hobo, en el centro del Huila, reitera el grave problema que enfrenta hoy el departamento por cuenta de las extorsiones.
Las mismas autoridades han reconocido que las disidencias de las Farc, con sus múltiples estructuras y cabecillas que acechan la región, están extorsionando a empresarios, comerciantes, agricultores, ganaderos, caficultores, finqueros, docentes, hoteleros y hasta servidores públicos, quienes son citados a parajes rurales para fijarles los montos de dinero a pagar. Intimidadas, las víctimas terminan ‘negociando’ con los criminales y accediendo a las pretensiones económicas.
Ha habido casos en los que empresarios son secuestrados por varias horas, mientras consiguen dinero en efectivo. Es un ‘secreto a voces’ además cómo hay ‘romerías’ de huilenses a puntos específicos de Aipe, Palermo y Algeciras, entre otros, para pagar las extorsiones.
Los recientes secuestros ocurridos en el Huila también están relacionados con extorsiones y la exigencia previa de gruesas sumas de dinero.
En medio de las extorsiones por parte de las disidencias de las Farc, también se están presentando extorsiones de parte de delincuentes comunes y la población carcelaria.
El gran problema con esta clase de exigencias económicas es que una vez las víctimas hagan el primer pago, quedarán ‘condenadas’ a pagar numerosas veces. En otras palabras, los extorsionados se convierten en una ‘vaca lechera’ a través de la cual los delincuentes consiguen dinero en efectivo de manera fácil para seguir delinquiendo y financiar lujos y excentricidades.
Por eso, el departamento del Huila requiere hoy de una gran cruzada en contra de la extorsión y el secuestro, que comprometa seriamente al sector público y privado, a la institucionalidad, a la Policía, el Ejército, la Fiscalía, a los alcaldes, a jueces, fiscales, a la dirigencia gremial, a los empresarios, a la academia, a líderes comunales.
El Huila no puede volver a las épocas aciagas del pasado cuando la violencia se disparó y comprimió a la región.