El gobierno ha presentado al Congreso de la República un proyecto de acto legislativo dirigido a reformar la Constitución Política en lo tocante al sistema de votación eleccionario de los cuerpos colegiados legislativos: Congreso, asambleas y concejos municipales, e igualmente, la elección de miembros del Consejo Nacional Electoral =CNE. El procedimiento, en cuanto a su trámite, resulta un poco largo, pero con el aliciente económico, que no tiene costo alguno. Se debe discutir y aprobar en dos legislaturas continúas (2024 y 2025).
En forma elementa y entendible, en verdad es muy poco lo que modifica el funcionamiento de los partidos políticos. El tiro de gracia se lo da a nuestro sistema democrático electoral por cuanto, establece, en forma obligatoria que la lista de eventuales elegidos para los cuerpos colegiados indicados antes, se haga mediante listas CERRADAS. Ese sistema, en forma sencilla y entendible, consiste en que los partidos políticos a través de su representante legal, inscriba la lista de candidatos. El número de elegidos dependerá del total de votos que obtenga el partido que la inscribió.
El votante no consigna su voto por el candidato que considera debe ser elegido. Vota por el partido, sin importar el nombre de los integrantes de la lista. Ejemplo explicativo. Uribe en el 2014 para elecciones del Congreso de la República optó por escribir candidatos, a nombre de su movimiento Político (Centro Democrático), mediante el sistema de lista cerrada. Para el senado incluyó cerca de treinta candidatos. Obtuvo veinte curules. Encabezó la lista el propio Uribe porque en ese entonces, gozaba de gran prestigio a nivel nacional. Varios de sus integrantes, apenas los conocían en sus casas. Fueron elegidos gracias a la lista cerrada.
Por consiguiente, en listas cerradas el elector no vota por la persona a quien apoya. Vota por el partido sin importar quienes conforman la lista. Entonces, se le recorta la democracia al votante. La conformación de lista cerrada la hace generalmente el representante del partido a “dedo” incluyendo a sus amigos más cercanos, dentro de los cuales están los electos en elección anterior y que, obviamente, quieren repetir. Aparentemente, pareciera que, mediante este sistema, se fortaleciera el partido correspondiente, o se marchitara, atendiendo el número de escaños que obtuviera. En las listas abiertas, el votante da su voto por la persona que considera apto para ocupar una curul, incluso sin importar el partido al que pertenezca el beneficiado por el voto. Por eso, resulta más democrático mantener el sistema de listas abiertas.
Muy seguramente los congresistas actuales, les interesa más lista cerrada por cuanto saben que su jefe, que es el representante del partido al cual pertenecen, los incluirá dentro de los primeros renglones. Claro que la reforma tiene cosas positivas que las explicaremos en próxima columna.