Poder y simbolismos

Hace tres años hubo ‘estallido social’ en Colombia. Incluimos las voces de algunos analistas del acontecimiento histórico y su incidencia en Neiva.

 Olmedo Polanco

 La mujer quería revivirlo a cachetadas. Estaba angustiada y en silencio. El joven de 20 años de edad yacía inmóvil en el asfalto. “¡Papi, súbalo a una moto. Cucho, súbalo a una moto y que se lo lleven!”, gritaba un hombre entre el tumulto. Finalmente, dos muchachos lo levantaron como pudieron y lo condujeron hacia una motocicleta. La escena trágica ocurre en el centro de Neiva, cerca al Parque Santander donde permanece inmóvil y vestido de frac el expresidente Misael Pastrana Borrero. El último gobernante del Frente Nacional (1958-1974), parece un pingüino. Enfundado en una vestimenta que se usa, la mayoría de las veces, en ceremonias nocturnas y esta vez, tallada en bronce. Por delante, la prenda superior va hasta la cintura y por detrás cae a manera de dos faldones, largos y simétricos, rematados en punta. El mandatario, nacido en Huila, domina desde el costado occidental el patio de banderas de la Gobernación. Tiene los brazos hacia atrás, en actitud de poder. Hace calor y la ciudad está en caos.

Dos hombres conducen de prisa sendos ciclomotores y se abren paso entre la multitud desconcertada. Ascienden hacia el barrio Altico (oriente de la ciudad) y se fijan rumbo hacia el Hospital. Los motociclistas ingresan en la Empresa Social del Estado y llevan el cuerpo del moribundo hasta la puerta del servicio de urgencias del Hospital Universitario ‘Hernando Moncaleano Perdomo’. Aunque este relato le recuerde a usted ahora mismo el Éxodo (2, 1-10), el joven no se llamaba Moisés, no yacía en un canasto de juncos y tampoco era perseguido por los egipcios.

El desenlace

El médico de turno buscó apoyo en el personal asistencial y de seguridad en el Hospital Universitario y trasladó al estudiante de artes hacia la sala de reanimación. Según el comunicado suscrito por Emma Constanza Sastoque Meñaca, gerente del centro de sanidad, el joven no respondió a las maniobras de reanimación. Presentaba “Cianosis central y periférica, pupilas midriáticas paralíticas, ausencia de reflejo de tallo, con pulsos ausentes, sin signos aparentes de trauma mayor”. En lenguaje cristiano, la ciencia médica lo declaró sin vida.

La protesta social urbana

Antes de sufrir el desmayo, Juan Diego Perdomo Monroy, había empujado hacia adelante y sin mayor esfuerzo la barricada plástica de color anaranjado, dispuesta en una calle céntrica de la capital de Huila. La muchedumbre enfurecida había ubicado el objeto como delimitación espacial y a manera de defensa durante los enfrentamientos contra la fuerza pública. Apenas terminó de correr la barricada, el muchacho se desplazó hacia su lado izquierdo y de repente buscó apoyo en otro joven que también protestaba contra un nuevo anuncio de reforma tributaria. Iván Duque Márquez era el Presidente de la República y Alberto Carrasquilla Barrera, ministro de Hacienda y crédito público. Juan Diego se fue desmayando sobre el otro joven que apenas tuvo tiempo de evitar que el participante de la protesta pública cayera directo al piso.

Mientras Perdomo fue bailarín de músicas folclóricas, jamás se le fueron ‘las luces’ ni sufrió desmayos súbitos. Estudiaba Artes en la Universidad Surcolombiana. Era miércoles 28 de abril de 2021.

El puente de El Tizón, resignificado como ‘Puente de la Resistencia,’ se convirtió en el principal punto de encuentro de la organización social durante las protestas de 2021. Fotografía: Atarraya Films.

Tres años después

Félix Santiago Peña Homez, es politólogo e integra el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos -CPDH- Seccional Huila. “El ‘Estallido Social’ es la protesta social más intensa que he vivido en mi última etapa como líder estudiantil”. En ese contexto, Peña asumió el rol de defensor de derechos humanos. “Esta rebelión popular fue la concatenación de un proceso que venía desde el Paro Universitario de 2018, que se amplió en el Paro Nacional de 2019, tomó oxígeno en la protesta contra la brutalidad policial en 2020 y estalló en el año 2021 por la crisis humanitaria que vivía todo el país”. Félix Santiago asegura que el proceso se convirtió en un permanente estado de movilización callejera y organización popular que superó paradigmas de la protesta urbana en Neiva.

El profesor José Arnulfo Ipuz Gutiérrez considera que la protesta social urbana “Demostró que diversos actores sociales podían rebelarse frente a la institucionalidad”. Advierte que “De ahí en adelante se forjaron unas alternativas de participación comunitaria para elevar la legitimidad de lo que hacen ‘los poderosos’ con los recursos culturales, sociales, económicos y políticos del país”. Ipuz opina que después de tres años se ven los cambios, con el paradigma “país de la vida” en el poder ejecutivo y parte del legislativo del Estado”. Comenta el profesor que “Hoy hay más claridad de la muerte causada por la ilegitimidad, se le ha dado la razón a los jóvenes rebeldes, a la Minga indígena y a la unión de la resistencia”.

Con Jorge Lorenzo Escandón Ospina, profesor universitario, hemos conversado sobre los conceptos de ‘Estado de Derecho’ y ‘Estado Social de Derecho’, y cómo se relacionan con el derecho a la protesta en Colombia. “El Estado de Derecho se centra en el respeto a la ley y las libertades individuales, mientras que el Estado Social de Derecho, busca garantizar condiciones de vida dignas y promover la igualdad social”, ha expuesto Escandón Ospina. Lo anterior, según sus palabras, “…es crucial para el derecho a la protesta, consagrado en el Artículo 37 de la Constitución colombiana, que asegura a los ciudadanos el derecho a manifestarse pacíficamente”. Con relación al estallido social presentado en el año 2021, “…este derecho ha sido fundamental, pues la ciudadanía ha expresado su inconformidad ante las desigualdades y la falta de oportunidades. La ‘primera línea’, un grupo de jóvenes activistas ha sido clave en estas manifestaciones, simbolizando la lucha por la justicia social y el respeto a los derechos humanos en el contexto del Estado Social de Derecho”.

En este diálogo participa el profesor Tobías Rengifo Rengifo. “A tres años del ‘estallido social’, están llegando a la escuela estudiantes que no saben qué pasó durante este clamor juvenil y social, y cómo aquella movilización provocó un giro en algunos asuntos de la política nacional”. El docente llama la atención al profesorado para que trabajen en favor de “…motivar la conciencia y la resistencia argumentada frente al poder que pretende borrar la memoria, mientras nos distraen de nuestra admiración y defensa de la humanidad y de la formación del pensamiento crítico en los estudiantes”. Según Rengifo, “Varios estudios académicos demuestran que la calidad de la educación en Colombia se debilitó desde hace tres décadas, y que la capacidad interpretativa, argumentativa y analítica de los estudiantes ha desmejorado”. Explica que “Desde mediados de la década de los ochenta hubo una oleada de leyes que buscan la homogeneización de las políticas públicas sobre educación, que se evidencia en las pruebas estandarizadas Saber, Pisa y Saber Pro; a pesar de tener una ley general de educación progresista, legado del Movimiento Pedagógico”

Los antecedentes

Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas en asuntos de derechos humanos,  el paro iniciado el 28 de abril de 2021, “…ocurrió en un contexto de creciente desigualdad social y económica en Colombia”. El organismo internacional refiere como graves desigualdades, las que considera “…enormes diferencias en la distribución de la riqueza nacional”. (hchr.org.co El paro nacional 2021: lecciones aprendidas para el ejercicio del derecho de reunión pacífica en Colombia). Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), (Cita incluida en el informe de Naciones Unidas), Colombia es el segundo país con mayor nivel de desigualdad en América Latina. El descontento social generado por los impactos de la pobreza se agravó por causa de la pandemia de COVID-19.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) estimó que, en enero de 2021, casi la mitad de la población colombiana (48%) estaba en una situación de inseguridad alimentaria. (WFP, Food Security – Colombian and Venezuelan populations – primary and secondary data sources, 2 de junio de 2021). De acuerdo con el PMA, los datos más recientes del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), “…indican que en el trimestre noviembre 2020-enero 2021 sólo 68% de las personas reportaron comer tres o más veces al día, mientras que 90% lo hacía antes de la pandemia”.

La historia reciente registrada en Neiva, indica al estallido social como el evento de mayor movilización de la protesta urbana. Fotografía: Atarraya Films.

La memoria y las tachaduras 

El domingo 19 de abril de 1970 hubo elecciones en Colombia para elegir al último mandatario del Frente Nacional. El huilense Misael Pastran Borrero, candidato del bipartidismo y Gustavo Rojas Pinilla, respaldado por la Alianza Nacional Popular (Anapo). En la disidencia los candidatos: Belisario Betancur Cuartas y Evaristo Sourdis.

Las dudas generadas por la elección del conservador Misael Pastrana Borrero, alteró el orden público y el gobierno nacional decretó el estado de sitio. “No hemos querido que el estado de sitio se traduzca en hacer víctima a cualquier colombiano de brutalidades o de abusos…”, expresó el Presidente Carlos Lleras Restrepo a través de la televisión nacional. (Charla televisada, Carlos Lleras Restrepo, Presidente de la República (Mensaje presidencial. Tomo IV, 1970. Un gobierno en comunicación con el pueblo. Página 343). Después de las elecciones presidenciales, según el gobierno nacional, hubo algunos motines callejeros, arengas incendiarias y boletines subversivos.

Entre la medianoche del domingo 19 de abril y la madrugada del lunes 20, el mandatario de los colombianos recibió una carta firmada por el ‘general’ Rojas Pinilla. El militar manifestaba su extrañeza por la confusión generada por la que consideró confusión en la falta de claridad en los resultados de las elecciones.

El 28 de abril de 2021 en Neiva, los manifestantes intentaron derribar la estatua del expresidente Misael Pastrana Borrero. Aunque estuvo a punto de tocar tierra, Pastrana no cayó y permaneció paralelo al suelo. La estatua se mantuvo aferrada al pedestal gracias a la varilla metálica que sostenía al exmandatario. Uno de los manifestantes asumió el pedestal y enarboló la bandera tricolor. La muchedumbre lo avivó el tiempo que tardó en llegar el Escuadrón Móvil Antidisturbios y los despachó disparando gases que enrarecieron aún más el ambiente.

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