Es comprensible que el Ministro del Interior promueva un acuerdo nacional, entendiendo que este solo es posible en aquellos temas en los cuales confluyen los intereses del Gobierno y el Congreso.
Para la muestra un botón, la elección del nuevo Procurador General con una mayoría contundente en el Senado, producto de la unión de las voluntades e intereses del Gobierno y la clase política. Poco que discutir, Petro se la jugó dizque para atajar a los candidatos de Vargas Lleras; lance a tres bandas para que ganaran todos, menos el país.
Hemos venido padeciéndolo hace muchos años, entonces es ridículo que nos rasguemos las vestiduras porque el Gobierno haya postulado a quien tenía todas las de ganar en el Senado y este haya votado mayoritariamente eligiéndolo. Las anteriores elecciones para ese cargo fueron similares y la de hace unos días es más de lo mismo porque los electores fueron los mismos de siempre.
Hay otros pidiendo un acuerdo nacional, por ejemplo “Iván el insustancial” que ahora asegura que es necesario hacer una gran coalición democrática para atajar a Petro, es decir, ahora unámonos todos alrededor de quienes dejaron el país en pedazos y pavimentaron la vía para que ganara quien nos mal gobierna. Salgamos por consiguiente a votar “emberracados” para garantizar que Uribe y sus secuaces vuelvan al poder.
Entonces vamos entendiendo de qué se trata el tal acuerdo nacional. Básicamente consiste en que se alinee lo que quiere el actual gobierno y los miembros del Congreso, o lo que sea mejor para aquellos que nos mal gobernaron en el pasado para garantizarles que vuelvan al poder. Para lo anterior, no importa que no sea lo que más le convenga a los colombianos, con que beneficie a quienes ejercen el poder o los que están ansiosos de recuperarlo, todo queda bien y muchas gracias.
Nos pueden decorar de todas las maneras posibles la propuesta, pero es el mismo cuento de hace rato: mantener a los que están o volver a subir a los que estaban, nada más. Así hemos actuado en varias elecciones, siendo convocados a unirnos única y exclusivamente para el beneficio de unos pocos que dizque representan los supremos intereses de la patria.
El único y primordial acuerdo nacional en que debemos comprometernos los colombianos es en no volver a votar por los que estaban, ni reelegir a los que están; ese es el consenso que debemos generar entre todos, de tal manera que podamos cantar a grito herido ese aparte del himno nacional que dice: “cesó la horrible noche y el bien germina ya”.
