La Nación
Senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia.
POLÍTICA

“Pasamos del Estado de derecho al Estado de la delincuencia”

La senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia, habló con LA NACIÓN sobre el deterioro de la seguridad en el Huila y el país. Señaló que la ‘Paz Total’ es un “fracaso rotundo” y se refirió a la elección del Procurador, Fiscal y Defensora del Pueblo que son “de la entera confianza de Petro”. También reconoció su intención de ser la primera Presidenta de Colombia.

Johan Eduardo Rojas López
Johan.rojas@lanacion.com.co

Senadora, ¿cómo describe usted hoy y luego de dos años el gobierno del presidente Gustavo Petro, en términos generales?

Pues, Johan, es un Gobierno de boca grande para prometer y de manos muy chiquitas porque no logra ejecutar. Es un gobierno que diagnostica los problemas, pero que no los soluciona y que, por el contrario, muchos de sus proyectos crean nuevas problemáticas. Creo que el presidente Petro se va a ir sin haber resuelto los problemas que prometió resolver y habiendo dejado otros que Colombia ya no tenía.

¿Qué es lo que más hoy a usted le preocupa?

A mí me preocupa muchísimo el tema de la salud porque Colombia tenía un sistema de salud que, si bien tenía algunos problemas, era un gran sistema de salud, como lo muestran los estudios internacionales. Creo que es la mayor conquista social que se había logrado en Colombia. Es un drama tener un sistema agónico que se está muriendo por falta de recursos. Es mentira que sean las EPS malas por no pagar; pues la demora es porque la plata no alcanza, como lo está comprobando el hecho de que las EPS intervenidas por el gobierno hoy tienen mayor deuda, peor servicio y están colapsándose los servicios de salud en el país. Y el giro directo que prometieron como la gran salvación lo único que ha llevado es a que se esté reconociendo el 80% de los servicios, pero todos los meses hay un 20% que no se está pagando. Eso va a llevar a que muchos hospitales, a final de año, cierren urgencias y servicios como el de pediatría y obstetricia.

¿Usted qué piensa en este momento de la ‘Paz Total’ de Gustavo Petro?

Es un fracaso rotundo. Aquí le han dado ceses al fuego a los ilegales, acabaron con la política antidrogas que ha llenado de recursos a los violentos y todo este proceso ha servido para que crezca el número de hombres en armas: 3.500 guerrilleros nuevos en tan solo un año y medio del gobierno Petro y más de 800 en bandas criminales. A eso súmele el crecimiento del control territorial y, claro, usted puede pensar que los municipios están en paz porque no hay muertos, pero la realidad es que los ciudadanos ya no viven en el Estado de derecho, sino que viven en el Estado de la delincuencia. Incluso, como me lo denunciaron en Palestina, Huila, se atreven a revisarle los celulares a los campesinos para garantizar que no tengan comunicación con ningún miembro de las Fuerzas Armadas. Aquí lo que hay es un sometimiento de la población colombiana.

Ya que toca el tema, usted desde Bogotá, ¿cómo ve el Huila en materia de seguridad?

La situación del Huila es absolutamente dramática. Cada vez que recorro el departamento encuentro denuncias más espantosas. No solamente la carnetización por parte de los ilegales a todos los miembros de las Juntas de Acción Comunal, sino como le decía, el hecho de que les revisen a los campesinos los celulares cuando entran o salen de una vereda. Es una situación de miedo que se vuelve a sentir en el departamento que está volviendo al pasado. Creo que el Gobierno ha sido muy negligente con la seguridad de los colombianos y esto ha permitido que todo el mundo sea extorsionado, que todo el mundo tenga miedo y ha permitido que el secuestro, un flagelo tan tremendo que Colombia creyó haber superado, esté regresando.

¿Qué se puede hacer en este momento en donde muchos sienten que estamos retrocediendo?

Pues, Johan, yo creo que esto va a requerir un enorme esfuerzo. Lo primero es que vamos a tener que reconstruir nuestras Fuerzas Armadas que hoy están en franco debilitamiento frente a los violentos que están empoderados y que gozan del cese fuego, además de que les han dejado toda la plata de la minería ilegal como también de la coca. Al mismo tiempo vamos a tener que pensar en cómo aumentar el pie de fuerza y, sobre todo, las garantías de seguridad jurídica para las Fuerzas Armadas que hoy están muy en entredicho con todas esas negociaciones y, sobre todo, con una ausencia de justicia.

Precisamente, ¿cómo ve usted a las Fuerzas Armadas?

Lo que pasa es que tenemos unas Fuerzas Armadas replegadas en los batallones que han renunciado a su superioridad frente a los ilegales, que era precisamente la capacidad aérea que hoy no existe porque todos los aviones son obsoletos. Los helicópteros se están cayendo, seguimos con los helicópteros rusos varados y es una situación verdaderamente dramática.

Cambiando de tema Senadora, ¿cómo vio la terna para el cargo de Procurador?

Pues hombre, uno tiene que pensar que para Colombia lo más benéfico es que el Presidente no concentre más poderes; sin embargo, se sabía que el candidato del Gobierno, que también era el candidato del Congreso, terminaría siendo elegido.

La líder política, habló con LA NACIÓN sobre su intención de ser la primera Presidenta de Colombia.
La líder política, habló con LA NACIÓN sobre su intención de ser la primera Presidenta de Colombia.

¿Y cómo ha visto usted el trabajo de la nueva Fiscal y Defensora del Pueblo?

Pues evidentemente el Presidente ternó el proceso para elegir Fiscal y Defensora del Pueblo y son personas de su entera confianza. En el tema de la Fiscalía uno ve con gran preocupación cómo mientras persiguen con contundencia al presidente Álvaro Uribe, se lentifican los procesos contra la campaña del presidente Petro por la violación de los topes electorales y todos los delitos que se cometieron en esa campaña. Además, también se lentifica la investigación contra el hermano del Presidente – Juan Fernando Petro – que habría visitado cárceles ofreciendo impunidad a los delincuentes a cambio de apoyo político y, por supuesto, se lentifica de manera definitiva la investigación contra el hijo del Presidente – Nicolás Petro – quien había confesado recibir los dineros por parte de personas vinculadas con la corrupción y que han sido extraditados, con el propósito de financiar la campaña de su papá.

Ya muchos están pensando en las elecciones de 2026, ¿usted al fin va aspirar a la Presidencia de Colombia?

Yo quiero ser la primera mujer Presidenta de Colombia y quiero que los colombianos me den su voto de confianza para que, unidos en un gran equipo, podamos transitar por un rumbo que le devuelva al país las oportunidades. Colombia no puede seguir siendo un país donde las oportunidades son solamente para unos. Necesitamos un país que se transforme y que les dé opciones a los niños, independientemente de los ingresos de sus padres, haciendo una gran revolución educativa. Tenemos que jugárnosla para que los pequeños negocios de este país, los informales, puedan salir adelante, dándoles acceso al crédito, encadenamiento productivo y asesoramiento para que sus negocios progresen. Y necesitamos una gran política para la mujer que está metida en uno de los círculos de pobreza más graves de este país.

¿Como Senadora de oposición, ha encontrado garantías en el Gobierno?

Este es un Gobierno muy difícil con la oposición porque te atacan de todas las maneras y mienten para destruir tu imagen como lo han hecho, por ejemplo, descaradamente con la Reforma Pensional, donde les dicen a los colombianos que el uribismo y que en especial yo, nos oponemos a que los adultos mayores reciban un subsidio, lo cual es falso. Lo dicen con el propósito de afectar la reputación de quienes nos oponemos a que le hereden a los jóvenes colombianos una deuda impagable porque no es una bomba pensional, sino una bomba atómica funcional.

¿Por qué, entonces, cree que muchas veces los responsabilizan a ustedes de la situación del país?

Yo creo que la forma más fácil de hacer política que tiene el Presidente, es decir que todo lo bueno es él y todo lo malo son los otros. El Presidente tiene una especie de complejo de Cristóbal Colón, cree que descubrió América, o en este caso que él descubrió Colombia y que antes de él no había nada.

Hablando precisamente de las reformas que hoy nuevamente hacen curso en el Congreso, ¿usted cómo las ve?

Bueno, sobre la Reforma Laboral, yo creo que es absolutamente inaceptable porque destruye 500.000 empleos, atenta contra el sustento del mismo número de colombianos y contra las pequeñas y medianas empresas de este país que constituyen gran parte del tejido empresarial. Entonces es una pésima reforma. Esperemos que no avance, aunque infortunadamente ya sabemos que la Cámara de Representantes es muy propensa a venderse a los caprichos del Gobierno. La Reforma de la Salud es la misma pésima que nos habían presentado antes, que lo único que hace es destruir un sistema que funcionaba para plantear uno que ni siquiera funciona en el papel porque politiza los recursos, rompe los incentivos que hoy funcionaban y va a generar un monstruo que es el ADRES, que va a manejar $100 billones de pesos. Se va a parecer más a una salud estatizada y ya todos sabemos la historia de los hospitales públicos dedicados hoy a la burocracia clientelista de gobernantes locales.

¿Y la reforma de Jurisdicción Agraria y de Justicia?

La Reforma de Jurisdicción Agraria es tal vez la más grave de todas, porque pone en entredicho la propiedad privada y pretende que el Gobierno decida quién en Colombia puede ser propietario y quién no. Si usted quiere hacer una Reforma Agraria no necesita expropiación; usted ofrece la compra de las fincas y si está pagando a los precios de mercado, habrá mucha gente que se las venda. Pero si usted va a decidir que Juan tiene más derecho a ser poseedor que Pedro y, por lo tanto, usted le puede quitar la finca a uno para entregársela al otro, pues va a generar muchísima violencia y descontento entre la población colombiana. Frente a la otra, hasta el momento no han radicado ningún texto de Reforma a la Justicia, radicaron es una Reforma Política que pretende debilitar aún más el Congreso de la República para ponerlo todavía más de rodillas ante el Ejecutivo, quitándole funciones de la elección del Consejo Nacional Electoral y, además, haciendo unas modificaciones que pueden ser importantes, como la lista cerrada y la paridad de género, pero que en semejante turbulencia política, cuando hay tanta desconfianza en lo que va a pasar, creo que no es oportuna.

Finalmente, durante la visita a Gigante, Huila, el Presidente habló en contra de las represas de El Quimbo e Hidroituango. Esa afirmación generó múltiples reacciones. ¿Cuál es su opinión?

Mire, yo creo que lo primero que hay que entender es que el mundo no puede vivir sin energía y que, si Colombia optara por no tener energía, pues no tendríamos ni luz ni tampoco ninguna posibilidad de desarrollo. La energía es lo que mueve el mundo y nosotros tenemos la enorme virtud de tener una matriz energética limpia porque la mayoría de las energías de este país son hídricas y eso significa que no tienen polución. Si nosotros pasáramos a energías alternativas hoy, primero no hay una capacidad instalada que permitiera sostener a Colombia y, segundo, son muchísimo más caras. Entonces la siguiente pregunta es si los colombianos quieren pagar más por su factura de luz.

En ese sentido, ¿qué tan grave precisamente es esa afirmación hecha por el Presidente?

El problema es técnico. Si Colombia prescindiera de El Quimbo y de Hidroituango, le estaría faltando un porcentaje muy significativo de energía al país y seguramente hoy estaríamos en un apagón. De hecho, el próximo año, si llega a haber fenómeno de El Niño, Colombia va a tener un apagón y lo va a tener mucho más significativo en el siguiente año, porque es que una cosa son las subastas energéticas y otra muy distinta son los proyectos terminados. El presidente Petro, más que capacidad técnica, tiene unas visiones ideológicamente muy polarizadas y muy polarizantes. Y lo que les gusta es dividir el mundo entre buenos y malos y resulta que el mundo está lleno de matices y de detalles que hacen la diferencia.