En la celebración del 20 de Julio, Kevin Rojas Angarita nos cuenta su historia como dibujante, siendo parte del Ejército Nacional. Sus obras han logrado reconocimientos dentro de la institución.
Trazo a trazo el soldado profesional Kevin Rojas Angarita ha logrado darles vida a hojas en blanco y convertirlas en impactantes retratos, como el de Wilson, el perrito perdido en la selva que ayudó a rescatar a tres niñas y un niño en la selva entre el Guaviare y Caquetá.
Detalles, precisión y creatividad hacen del joven soldado profesional de 29 años de edad, una persona versátil al combinar su profesión con el dibujo por diversión. Labora en las instalaciones de la Novena Brigada en Neiva, orgánico del batallón de apoyo y servicio para el combate Número 9 en la ciudad. Además, es fotógrafo, oficio que también desempeña en la institución.
Pinta con acrílico, realiza retratos y dibujos en general que le inspiran como lo son las aeronaves del ejército. Sus obras incluso han estado en desfiles militares y han sido reconocidas por la institucionalidad a nivel nacional.
Kevin recuerda que desde niño supo que era bueno para el dibujo y aprendió este arte de manera empírica. “Mi mamá me dice que me gustaba mucho el dibujo, que los profesores veían ese talento en mí y le decían que ese niño iba a ser bastante creativo”.
Los profesores le regalaban colores y crayolas para alimentar sus habilidades y talento. Cursando el grado 11, ganó un concurso departamental de dibujo.
Supo que su vida estaría ligada a este arte, que le gustaba dibujar rostros y retratos, por eso cuando culminó el bachillerato y llegó la hora de emprender una carrera allí en Barranquilla, su ciudad natal, se inclinó por el diseño industrial. En la alma máter también sobresalió por ocupar el tercer puesto a mejor diseño con material reciclable.
Como muchos jóvenes de la época, las condiciones económicas de la familia no dieron abasto para cubrir los gastos de la universidad, “no pude terminar mi carrera”, comentó.
Prestando el servicio militar, supo que esto sería una oportunidad para ingresar a la institución, pero en medio de todo ello, nunca dejó de lado el dibujo. “Cuando salí de la escuela de soldado profesional, salí orgánico al batallón de alta montaña Número 9 en el municipio de Algeciras, Huila, ahí estuve durante dos años en el área de operaciones. Luego los comandantes, observando mi conocimiento tecnológico y las habilidades en el arte aprovecharon para sacarme a trabajar como auxiliar de enlace y desde entonces he laborado en el área administrativa”.
Tributos
Para Kevin “es un orgullo” apreciar cómo los soldados tienen diferentes facetas, le llama “dones especiales” y agradece a Dios por ello. “Podemos rendir tributo al Ejército. En algún momento pinté a un soldado profesional de nuestra brigada, quien falleció en el cumplimiento del deber…”.
Cada día, el soldado aprecia nuevas técnicas profesionales mediante las diferentes fuentes de conocimiento que ofrece el internet.
Cuando termine su servicio (pensión) quisiera tener un espacio donde pueda ejercer su arte, “sería genial montar un negocio o local donde pueda prestar mis habilidades artísticas”, enunció. “Son grandes sueños que le pido a Dios, pueda realizar”.
Otra de las cualidades que se le admira a Kevin es la manera de comunicar las emociones de sus personajes plasmados en obras.
La madre de Kevin reside en La Guajira junto con uno de sus hermanos, otro se encuentra prestando el servicio militar. A su padre hace muchos años no lo ve. Agradece por su familia, esposa e hijos y está orgullo de lucir el uniforme del Ejército Nacional.
“Quiero enviar un mensaje a todos los soldados del Ejército Nacional de Colombia: que no les dé miedo explotar estas habilidades que cada uno dentro de sí tiene, que se enfoquen en ese don que tienen. Y que esos conocimientos ayuden a otras personas y a la institución”, concluyó.
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