La Nación
Paz total o guerra perpetua 1 18 octubre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Paz total o guerra perpetua

Bastaría con leer “La historia de las guerras”, de Rafael Pardo Rueda (e.p.d.), para entender que Colombia ya sabe de guerras, las ha vivido y las ha sufrido. Lo que no sabe es de la paz, porque no la ha vivido y disfrutado. Sí. Esta nación desde su nacimiento ha vivido entre guerras civiles, golpes militares, alzamientos armados, violencia política, guerra paramilitar, guerra de carteles del narcotráfico… A propósito del libro citado, en una entrevista le preguntaron al autor por qué había fallado la solución de los conflictos. La respuesta fue que “Hemos fallado en no terminar la guerra del todo” (https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1516081).

Y ese es el punto. ¿Por qué no ha finalizado la guerra? Pues la evidencia histórica dice que se ha fallado en terminar la guerra del todo porque la paz se ha hecho parcialmente, a pedazos, y así no funciona. Por ejemplo, se hizo la paz con el M-19 (1990), acuerdo que produjo la misma Constitución del 91, pero la guerra continuó, pues el espacio que dejó el M-19 lo ocuparon otros grupos insurgentes y estructuras criminales. Se hizo el acuerdo de paz con los paramilitares (2003), pero, igualmente, el espacio que dejaron esos grupos paramilitares lo ocuparon otras organizaciones por fuera de la ley. Se firmó el acuerdo de paz con las Farc (2016), y de la misma manera, ese espacio que dejó esa organización guerrilla lo ocuparon las mismas disidencias de las Farc, que no quieren la paz, y otras organizaciones criminales como el Clan del Golfo.

Teniendo claro eso, es fácil entender que la paz no se hace para que una generación de guerrilleros se incorpore a la vida civil y política del país; o para ganar un Premio Nobel; o para atraer, como una rama de olivo, a un grupo armado hacia su exterminio, como pasó con la Unión Patriótica y está pasando con los firmantes de paz; o para que un grupo armado abandone un espacio…, que otro grupo ocupará. No. La paz se debe hacer para que la sociedad deje atrás esa vorágine de violencia y surja hacia una nueva sociedad justa, segura y equilibrada. Sociedad en verdad democrática y en la cual, sin duda, esas organizaciones al margen de la ley que hagan la paz sean partícipes de esa nueva sociedad; que no sean discriminados, ni asesinados. Por eso la paz total no es un capricho del actual Gobierno. Es una necesidad histórica de la misma sociedad. O se hace la paz total o viviremos una guerra perpetua, pues el punto medio, “un pedazo de paz”, ya sabemos que no funciona.