La Nación
Los festivales están de moda 1 18 octubre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Los festivales están de moda

Los festivales están de moda, es verdad. Ahora, los artistas salen más de gira o tour porque lo que realmente les genera ingresos son los conciertos en vivo. Las plataformas digitales han transformado la manera en que consumimos música. Ya no se trata de la venta de discos físicos como los CD, que en su momento fueron un gran negocio, sino de las campañas publicitarias y los shows en directo. Las plataformas de streaming permiten a los artistas llegar a millones de personas, pero los ingresos principales provienen de los eventos en vivo, donde los seguidores disfrutan la música de una manera mucho más cercana y personal.

Hace 30 años, cuando nos inventamos Rock al Parque, la escena era completamente diferente. En ese entonces, eran muy pocos los festivales que existían, no solo en Colombia, sino en el mundo entero. A pesar de las limitaciones, teníamos una visión clara: crear un espacio donde las bandas de Colombia y América Latina pudieran presentarse con dignidad, y sobre todo, mostrar sus propuestas musicales. Más que un evento, queríamos brindar un espacio para la convivencia, la expresión artística y la libertad a través de la música. Esa era la esencia de Rock al Parque y sigue siendo una de las razones por las que se mantiene vigente hasta el día de hoy.

Con el tiempo, surgieron otros festivales en el país que tomaron la posta. Estéreo Picnic, por ejemplo, llegó con la promesa de ofrecer “una experiencia que va más allá de la música”. Y así fue, cada edición ha traído experiencias maravillosas, donde la música en vivo de las mejores bandas del mundo se combina con un ambiente de desconexión, un escape de la rutina diaria y una oportunidad de sumergirse en un mundo diferente, casi mágico.

Dos festivales que han sido un éxito rotundo a lo largo de los años, manteniéndose como referentes en la escena musical de Colombia y América Latina. Sin embargo, no todos los festivales han corrido con la misma suerte. El caso del Jamming es un claro ejemplo de cómo la ambición desmedida puede acabar con un proyecto. Todo iba bien hasta que el enfoque cambió, y se convirtió en una apuesta meramente económica, para enriquecer a unos pocos. Perdió el alma, la conexión con el público, y el resultado fue una catástrofe. Sin un propósito genuino más allá de hacer dinero, se olvidaron de lo más importante: el público y su experiencia. Grave error.

Es cierto, los festivales están de moda, pero no deben ser simples eventos comerciales. Los emprendedores que se aventuren en este terreno deben hacerlo con el propósito de aportar algo positivo a su audiencia. Ojalá esos espacios sirvan para transmitir nuevos conocimientos, para generar conciencia ecológica, promover la tolerancia, la unión y la paz. Es importante que los festivales, además de ser espacios de entretenimiento, se conviertan en plataformas que promuevan el amor y el respeto por el prójimo y por el planeta.

En lugares como el Huila, por ejemplo, donde la naturaleza es tan imponente y hermosa, ha habido experiencias muy interesantes. Las fiestas del Huila han sido testigos de conciertos increíbles, y el público ha respondido con entusiasmo y buen comportamiento. ¿Por qué no soñar con un festival más grande en esa región? Un festival en el Huila que no solo celebre la música, sino que también invite a cuidar el planeta y fomentar el respeto por el medio ambiente.