La COP, o Conferencia de las Partes, son las sesiones en las que se dan cita los países que han ratificado las Convenciones de las Naciones Unidas, por medio de una cumbre anual que realizan los Estados partes, con el único fin de adoptar decisiones para alcanzar los objetivos de esta organización internacional con base en el cambio climático.
En esta decimosexta Conferencia, llevada a cabo en la ciudad de Cali fue un espacio planeado para promover la cooperación internacional y fortalecer la política ambiental de Colombia . Ahora bien, que se haya cumplido ese objetivo, dependía de Gustavo Petro, quien aprovechó descaradamente esta gran vitrina que tenía el país, para vender su gobierno, pero sobre todo, a sus altos funcionarios quienes más parecían en campaña electoral, que en función pública.
Que la hija del mandatario haya tenido un stand durante la COP16, además de haber sido un elemento distractor que más funcionó como una cortina de humo, que desvió la atención de medios de comunicación y de incautos quienes aún defienden el fracaso de las políticas del gobierno, como la denominada “Sembrando vida desterramos el narcotráfico”; deja en evidencia la falsedad de un PETROCESO que, muy por el contrario de títulos llamativos que invocan a sembrar vida, siembran muerte, como lo hizo con su propuesta de comprar las cosechas de coca a los campesinos.
Este encuentro organizado en Colombia, además de dejar el vacío o ausencia de líderes mundiales, quienes al mejor estilo del presidente Petro cancelaron agenda, se suman las pocas decisiones importantes que quedaron en el aire.
Una cumbre a la cual debían asistir representantes y economías ricas en biodiversidad y con poder de decisión para desarrollar una agenda conjunta en materia de cooperación internacional; la sustituyeron naciones austeras, que con la mejor disposición, pero con muy poco peso en el liderazgo de las iniciativas climáticas globales, resultan en un evento que trajo a los caleños una reactivación económica, lo cual hay que rescatar; no obstante, deja en materia de compromisos a la nación, en total incertidumbre.
La postura ridícula del presidente, que está siendo cuestionada por quienes sí son conocedores y verdaderos defensores de la biodiversidad, vuelve a dejar el nombre del país en entredicho, y cómo no, si ninguno de los otros 193 países tiene como jefe de Estado a una persona con más conocimiento sobre Marte que, sobre el territorio el cual preside.
Petro, finaliza cuestionando a las potencias mundiales por la falta de compromiso frente a la crisis climática, olvida que, además de la reconciliación con la naturaleza, primero debe buscarla con los colombianos, para borrar el recuerdo de esta COP rota.