Se estima que más de 100,000 personas han desaparecido en Colombia como resultado del conflicto armado, una cifra profundamente conmovedora que refleja la brutalidad de la violencia que hemos enfrentado durante tantos años. Padres, hijos, hermanos, hombres y mujeres, adolescentes y niños que un día desaparecieron y nunca más regresaron, son parte de estos listados recopilados a lo largo de esta dolorosa historia.
Para sus familias, esto representa una tragedia llena de sufrimiento, manteniendo la esperanza de volver a verlos algún día. Muchos de ellos se unieron a la guerra, reclutados por grupos al margen de la ley que operan en territorios distantes al control del Estado. Otros desaparecieron en medio de enfrentamientos armados y fueron abandonados lejos de sus hogares, sin que se supiera nada más de ellos. También hay quienes fueron secuestrados y desaparecidos de manera violenta, sin rastro alguno.
Actualmente, la búsqueda de quienes nunca volvieron es llevada a cabo por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), una entidad gubernamental que enfrenta la dolorosa, ardua y a veces infructuosa tarea de localizar a los desaparecidos.
Incontables historias se pueden entrelazar en torno a las víctimas, pero quizás parte fundamental del resarcimiento del daño hecho es reconocer la verdad, cualquiera que sea, ejercicio indispensable en el marco de la justicia y la no repetición. Negarlas y renunciar a encontrar la verdad es parte del fracaso que hemos tenido como sociedad; conocer la verdad es un paso esencial hacia el perdón.
Por ello, aplaudo la labor que realiza esta institución, valiente y llena de actos humanitarios. Lamentablemente, su trabajo se limita a la búsqueda de personas desaparecidas antes del 1 de diciembre de 2016, en cumplimiento de los Acuerdos de Paz. Desde entonces, las desapariciones continúan, sin que esa labor de encontrarlos sea asumida con toda la dedicación y esfuerzo como lo hace la UBPD. Seguirán sumándose personas a listas interminables mientras persista el conflicto armado en Colombia y no logremos alcanzar la tan anhelada paz.
