De acuerdo con la Anif, en 2023 y 2024, Colombia ha enfrentado grandes desafíos debido a las condiciones climáticas que han provocado una reducción significativa en las reservas hídricas del país. Esto ha impactado especialmente al sistema energético, que depende en gran medida del agua de embalses y ríos para la generación de electricidad.
Lo anterior, según el centro de estudios, refleja la vulnerabilidad del sistema energético colombiano. En la medida en que la generación de energía del país es principalmente hidroeléctrica, alteraciones climáticas que reduzcan la disponibilidad de recursos hídricos ponen en riesgo la seguridad energética. Esto resalta la importancia de que el país diversifique sus fuentes energéticas, buscando reducir la dependencia del agua (y de las térmicas, que son el respaldo en momentos críticos, pero son mucho más contaminantes) y aumentar la generación con fuentes alternativas sostenibles.
En suma, considera que las energías renovables, como la solar y la eólica, podrían mitigar el impacto del fenómeno de El Niño y las afectaciones generadas por el cambio climático, que son cada vez más recurrentes, reduciendo la presión sobre las reservas hídricas y los recursos fósiles. Avanzar en la transición energética hacia un sistema que diversifique la matriz energética no solo es fundamental sino necesario, como ha quedado en evidencia durante el último año.