Todos recordamos que hace unos días el presidente Petro se reunió con el cuerpo diplomático acreditado en Colombia para explicarles sobre lo que él considera, el “paso a paso como se ha desarrollado el golpe de Estado en Colombia y lo que vendrá en los próximos meses”. Incluso, el primer mandatario indicó en su oportunidad: “Como presidente de la República es mi deber informar al mundo de la alianza criminal que se ha forjado contra el voto popular en el país”. Esta iniciativa puso en una especie de desequilibrio a los otros dos poderes en una especie de ojo del huracán. En particular al legislativo.
Por supuesto, la preocupación, no solo interna, sino a nivel internacional sobre este proceder de la cabeza del poder ejecutivo para imponer la narrativa del supuesto golpe blando y de la alianza criminal contra el presidente y que ésta sea validada. Un sin número de actores políticos y empresariales y de la sociedad, han manifestado insistentemente que no se ha pretendido jamás un tal golpe blando. Que esa fantasía, sólo ha sido preelaborada mentalmente por el propio jefe de Estado. ¿Pero quedarnos con una sola versión? Eso ni de fundas. Los partidos de oposición debieron tomar primero la iniciativa. Se le nubló su accionar. No obstante, los senadores Humberto de la Calle y David Luna por el poder legislativo, en comunicación al cuerpo diplomático que asistió a la casa de Nariño a escuchar las pataletas del primer mandatario; les acaban de indicar a cada uno (56 embajadores), que ese cuento no es así. Que, al contrario.
En nuestro país, prima la Constitución, los periodos presidenciales se respetan, los proyectos legislativos presentados por el gobierno al congreso se han tramitado. Unos aprobados, otros no. Así mismo, que no hay ningún indicio de desestabilización política o institucional. Los efectos de esta misiva son que el congreso también podría estar recibiendo al cuerpo diplomático y explicar o desvirtuar este esperpento imaginado en macondo. Lo propio podrían hacer las altas cortes. Como también, partidos de oposición. Así, la narrativa única, se desdibujaría para el bien de todos.