Las plantas, sin neuronas ni cerebro, son organismos sofisticados que perciben el mundo a su alrededor, toman decisiones y hasta tienen memoria. Dedico este espacio como abrebocas a algunas indagaciones curiosas sobre un reciente campo de investigación: la Neurofisiología Vegetal. Un área de estudio que pretende entender la subestimada inteligencia de las plantas.
Un investigador de la Universidad de Pretoria, descubrió cierta forma de comunicación entre árboles al estudiar cómo las gacelas se alimentaban en África. Observó que después de comer algunas hojas de una Acacia, estos animales abandonaban rápidamente el árbol y se desplazaban en contra del viento. Tras comparar la composición bioquímica antes y después del ataque, encontró que este había alterado en cuestión de segundos, las sustancias de las hojas para hacerlas menos digeribles. Lo más sorprendente fue que las acacias cercanas, en dirección al viento hicieron lo mismo, pues recibieron de su pariente una señal química en forma de gas que les alertaba de la depredación. A pesar de ser inmóviles, este ejemplo revela los mecanismos de defensa y formas de comunicarse entre plantas.
Asimismo, Stefano Mancuso y Mónica Gagliano realizaron un experimento con la Mimosa pudica, conocida como ‘Dormilona’ por su reacción de plegar las hojas al ser tocada. La hipótesis era investigar si estas podían recordar un estímulo no amenazante y distinguirlo de uno potencialmente peligroso. Al exponerlas repetidamente a caídas que no representaban riesgo, las plantas dejaron de cerrar sus hojas después de pocos intentos. Para comprobar que la reacción no fuera por fatiga, cambiaron el estímulo por un movimiento horizontal, y las plantas cerraron sus hojas inmediatamente. El experimento demostró que estas aprendieron a distinguir entre estímulos, aún más, después de no ser perturbadas por un periodo mayor a 40 días, continuaban recordando lo aprendido.
El concepto de inteligencia, comúnmente ligado a una capacidad mental, está sesgado por nuestra visión humana y animal. Las plantas muestran que la inteligencia puede manifestarse de formas muy diferentes a las convencionales para resolver problemas y para aprender de la experiencia. ¡Aún tenemos mucho por descubrir del maravilloso mundo vegetal!