Desde el año anterior en El Salvador, cuando fue designada Colombia como sede del IX Encuentro Iberoamericano de Turismo Rural, a realizarse en el departamento del Huila, sentí una emoción maravillosa sobre cómo se desarrollaría su agenda académica, así como el recorrido práctico del mismo. Confieso que me corrió por mis venas, una especie de nerviosismo. Este evento es una plataforma única por la calidad de los participantes internacionales que se vuelven embajadores de nuestros sitios turísticos, y, por lo tanto, no deben llevarse impresiones negativas de las que hagan uso en sus registros posteriores.
Realmente, un reconocimiento monumental para quienes contribuyeron en su realización. Siete días de inmenso trabajo en este trayecto para evidenciar cómo estamos y cómo está el mundo en turismo rural. Pero un año de trabajo sin descanso para que las cosas salieran bien. Me sentí feliz con cada uno de los lugares escogidos para la inauguración (Neiva-Centro de Convenciones) y los municipios definidos como Villavieja, Rivera, Paicol, La Plata, Gigante, Garzón, Pitalito y San Agustín para vivir la experiencia de las presentaciones nacionales e internacionales sobre turismo rural.
Definitivamente, la vivencia fue única. Uno termina amando más esta belleza de departamento colombiano, del cual, a veces despotricamos. Maravilloso que 20 países y 40 panelistas nos dejaron enseñanzas valiosas. Pero, sobre todo, impulso, motivación e iniciativas para volver este terruño, potencia internacional en turismo rural sostenible, agroturismo, o de turismo de bienestar integral y colaborativo como está definido en nuestra política pública: turismo de naturaleza.
Cuando uno es niño y ha crecido en una finca alejado de los polos urbanos (fuera de la civilización), sin televisión, energía eléctrica, gas natural, telefonía fija y móvil, internet, vecinos tóxicos, contaminación (auditiva, visual, ambiental), la naturaleza es su mundo. Por ello se entiende, cómo quien no tuvo esa vivencia, la aclama hoy.
Lamentable los operadores, gestores, asesores o tomadores de decisiones turísticas que se lo perdieron. Tocará hacer sesiones para replicar cada valiosa conferencia y socializar con plastilina la declaración firmada, una vez finalizado el encuentro. Además de crear el Instituto Colombiano de Turismo Rural. Amo el turismo rural. Gratitud.