Tanto la Policía como el Ejército han venido reforzando su presencia en los pueblos huilenses ante el acecho de las disidencias de las Farc, que a través de sus diversas estructuras, están sembrando el miedo y la zozobra en el departamento.
Para nadie es un secreto que las disidencias de las Farc, divididas en las que están bajo el mando de alias ‘Calarcá’ y las que se encuentran bajo la ‘sombrilla’ de alias ‘Iván Mordisco’, han incrementado desde finales del año 2022 sus acciones dirigidas a expandirse en los territorios del Huila. Y lo han podido hacer gracias a la “benevolencia” de la política de ‘Paz Total’ del Gobierno de Gustavo Petro.
De hecho, el mismo Gobierno Petro vino a reconocer hasta hace poco que en efecto, las disidencias utilizaron la ‘Paz Total’ para consolidarse. Esa consolidación le han significado al Huila todo este tiempo masacres, homicidios, secuestros, extorsiones, desplazamientos forzados, reclutamiento ilegal de menores de edad, entre otros delitos.
Vale la pena recordar que todo empezó con la aparición de panfletos y la ‘carnetización’ a través de las juntas de acción comunal. Estos episodios fueron denunciados oportunamente, pero las mismas autoridades huilenses le restaron importancia. Incluso, líderes gremiales y empresarios guardaron silencio, supuestamente, para no hacerle daño a la imagen de la región o para que el Gobierno Petro no se incomodara. Hoy, de manera torpe, algunos siguen creyendo que la salida es ocultar los problemas de inseguridad.
Sin embargo, la realidad es que la Policía y el Ejército han debido reforzar su presencia ante el acecho de los grupos ilegalmente armados que han demostrado capacidad de hacer daño en los municipios huilenses. La amenaza de las disidencias y otros grupos criminales requiere una gran estrategia de recuperación de las zonas rurales, de golpear a los ‘cerebros’ de las extorsiones, y de mayor inteligencia para prevenir secuestros y atentados terroristas.