Los de la vista gorda

El desorden, la falta de cultura ciudadana y el irrespeto a las normas, es lo habitual en nuestras ciudades. La gente no respeta normas, ni siquiera las señales de tránsito; la trampa se volvió común y en algunos casos se aplaude al tramposo por ser ‘vivo’. Es una situación bizarra. La absurda excusa de “la malicia indígena” que tenemos los colombianos, o el “es que como somos así” seguido de una risa o en el mejor de los casos, una actitud que aparenta indignación, parece justificar todo. Al final, nada hacemos, por lo menos desde nuestro metro cuadrado, para resolver el problema. 

Olvidamos que ese desorden normalizado, se puede transformar en orden cuando la autoridad se ejerce. Los que han vivido la experiencia de solicitar la visa americana entenderán mi ejemplo.  Antes de ingresar a la embajada americana, los solicitantes fluyen en un desorden que impresiona, la gente se recuesta en cualquier lugar, se sientan en el piso o en la calle y pocos hacen fila; los gritos y chistes son normales. Pero al entrar a la embajada todo cambia. Hacen la fila en orden y como corresponde, guardan silencio, se sientan en la silla sin dañarla y el respeto es absoluto. Es como si pasaran por una cápsula de educación ciudadana que les convirtiera en educados al ingresar. Claro, ante la presencia de una autoridad que exige otro comportamiento, todos mejoran y se transforman por el riesgo que implica no hacerlo.

Es cierto que la responsabilidad ciudadana debe ser propia y no impuesta. Pero, a decir verdad, la falta de autoridad lleva al desorden social. La gente sabe lo que está mal hecho, pero no les importa hacerlo bien, púes nadie los sanciona. Por eso vemos, tanto ‘pendejo en moto’ pasándose los semáforos en rojo a alta velocidad, poniendo en riesgo su vida y la de los demás.  

Les invito a ver lo que ocurre a diario en la parte de atrás del Centro Comercial Santa Lucía, al lado de la Clínica Belo Horizonte. Ante la ausencia de autoridad, el desorden es descomunal, pero cuando por fin llega la Policía, surge el orden por obra de magia.

Lamentablemente la autoridad y las sanciones parecen no existir, y el pueblo está de fiesta mientras los gobernantes que deberían hacer algo, se hacen ‘los de la vista gorda’.  Siguen hablando de seguridad, cuando el problema es de autoridad y de sanciones que se apliquen. La autoridad genera seguridad, ojalá algún día lo entiendan.

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