Con toda razón, el caso de la pareja de esposos que utilizaba a dos niñas de 5 y 11 años de edad para realizar videos y fotografías pornográficas, descubierto en el municipio de Aipe, ha generado una gran indignación entre los huilenses.
El hecho es sumamente aberrante. Los vejámenes a los que eran sometidas las menores fueron cometidos por sus propios padres, en la vivienda ubicada en el barrio Pueblo Nuevo de la capital petrolera del Huila, hasta donde se desplazó un grupo de policías adscrito a la Dijin de la Policía.
Las investigaciones lograron establecer que la pareja realizaba la transmisión y almacenamiento de material de abuso sexual de las menores a través de la empresa de tecnología multinacional estadounidense Google. Y según las alertas internacionales por el Centro Nacional para Niños Perdidos y Explotados de los Estados Unidos, el hombre capturado habría difundido 767 archivos fotográficos y fílmicos. “12 de los archivos son de producción propia y registran el abuso sexual de dos niñas de 5 y 11 años…”.
El episodio es una señal más del grave panorama de violencia sexual infantil que enfrenta el país. Las cifras cada vez son más alarmantes. En el Huila, por ejemplo, entre enero y septiembre de este año se denunciaron más de 400 casos de abuso sexual infantil. En 259 de estos hechos, las víctimas son menores entre los 10 y 14 años de edad.
Esta es la ocasión propicia, como lo propone la Unicef, para promover desde todos los niveles públicos y privados la crianza positiva basada en el respeto a niños, niñas y adolescentes como sujetos relacionales, que tienen los mismos derechos que cualquier persona adulta y, además, un grupo de derechos que le son consustanciales por su condición de seres humanos en desarrollo.
Los niños y niñas merecen ser criados libres de abusos y violencias y ser tratados respetuosamente a partir de la educación.