Para Hernán Penagos, Registrador Nacional, la intervención de la Superintendencia de Industria y Comercio a altos y medios funcionarios de la entidad es una acción peligrosa para nuestra democracia. Sostiene que la SIC ha interpretado erróneamente sus funciones por ser una entidad del ejecutivo adscrita al Ministerio del Comercio y con funciones delegadas del presidente de la República, en tanto que la Registraduría es un ente autónomo que, atenidos al sistema político de separación de poderes y pesos y contrapesos, “les responde a los órganos de control definidos por la Constitución”.
Claro que son dañinos para nuestra democracia los ataques que se urdan contra la entidad que funge como árbitro de ella. Es, con toda su capacidad, la autoridad electoral que garantiza la alternancia del poder y da confianza al pueblo elector de que sus decisiones en las urnas son respetadas.
Es evidente que el gobierno nacional está queriendo ‘meterle la mano’ a la registraduría. Intentó restarle autonomía y manejarle el presupuesto (casi nada) con embelecos del Ministerio de Hacienda y, ahora, la SIC investiga a sus funcionarios imponiéndoles multas millonarias que no podrán pagar con tres vidas de actividad laboral, todo por cuenta de la persecución obsesiva de Petro contra la firma Thomas Greg & Sons de Colombia, absurdo que ya le costó la cabeza al Canciller Leyva y costará muchos miles de millones a nuestro bolsillo de contribuyentes.
¿Petro no entenderá que por atacar a una compañía privada que odia socava la confianza pública ante los procesos electorales del 2026? Eso es jugar con candela, ni más ni menos. Nuestra democracia e instituciones no son tan robustas como para sostener un embate popular convocado para protestar contra unas elecciones adversas, por ejemplo. Ese despelote provocaría en el país vandalismo y terrorismo urbano inimaginables. Lo del ‘estallido social’ sería una piñata.
Es que, dice el registrador, el 20% de los colombianos creen en un régimen autoritario y el 70% que la democracia no les resuelve sus necesidades. Así, se facilitará atornillar al gobierno del cambio.