La JEP ratifica juicio contra Almario

En firme quedó el llamado a juicio contra el exrepresentante a la Cámara por Caquetá, Luis Fernando Almario, por parte de la JEP, por cuenta de los asesinatos de varios miembros de la familia política Turbay Cote.

La Sección de Ausencia de Reconocimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) dejó en firme el llamado a juicio contra el exrepresentante a la cámara por el Caquetá, Luis Fernando Almario, por cuenta de los asesinatos de varios miembros de la familia política Turbay Cote, entre otros crímenes.

Al mismo tiempo, declaró la nulidad de la gran mayoría de los hechos (más de 25) por los que había sido acusado por la Fiscalía de la Jurisdicción (UIA) al considerar que se vulneraba el debido proceso.

Para la Sección, se maltrataban sus garantías permitiendo que fuese juzgado por crímenes sobre los que, en un primer momento ante la Sala de Reconocimiento, no tuvo posibilidad de indicar si aceptaba o no su responsabilidad. Dentro de ellos el ser responsabilizado por decenas de asesinatos contra el movimiento Turbayista en Caquetá, desplazamientos o amenazas.

“La UIA (Fiscalía de la JEP) se excedió en el ejercicio de su competencia de acusación y, al agregar hechos que, más allá de que se relacionen con el conflicto armado interno, no guardan una coherencia fáctica razonable y mucho menos evidente con aquellos que fueron objeto del procedimiento dialógico y de la respectiva remisión del compareciente que le hiciera la Sala”, indicó la JEP.

Para los magistrados que juzgarán a Luis Fernando Almario por su supuesta relación con la columna móvil Teófilo Forero, no se podía permitir el inicio del enjuiciamiento por delitos y si la Fiscalía de la jurisdicción hallaba hechos novedosos el procedimiento correcto era realizar compulsas internas (a macrocasos de la JEP) o ante otras autoridades judiciales.

“Además de decretar la nulidad parcial de la acusación (Almario sólo responderá por los asesinatos de Inés Cote, Diego Turbay Cote y 4 acompañantes, y el secuestro de Rodrigo Turbay Cote), esta Subsección exhortará a la UIA que proceda a analizar y adoptar la decisión correspondiente, de acuerdo con las subreglas antes señaladas, con relación a los hechos y conductas cuya acusación no se acepta” indicaron los magistrados.

Luis Fernando Almario tiene ancestros huilenses, pero su padre Pedro Antonio Almario fue de los patriarcas de la colonización del Caquetá, hombre respetado al que se le recuerda por haber sembrado el palo de mango que está en el parque central de Florencia.

Almario se destacó en sus estudios. Siempre ocupó el primer puesto en la escuela La Consolata y el Colegio Migani de Florencia, donde terminó su bachillerato, a mediados de los años setenta. Siendo hijo de un campesino con recursos llegó a Bogotá a estudiar ingeniería electrónica en la Universidad Javeriana, de la cual se graduó a inicios de los años ochenta.

De regreso al Caquetá, se vinculó a la política regional de la mano de sus primos Ortega Rojas, quienes ya tenían participación en ella. Caquetá era fundamentalmente liberal, bajo la égida de Hernando Turbay Turbay; pero en el departamento había una «costa azul», en el sur, donde la migración campesina de origen conservador se instaló en los años 50 y 60. Allí fue donde el joven Almario desplegó su liderazgo y logró un cupo en la Asamblea Departamental. Desde esos tempranos tiempos utilizó la electrificación para extender no solamente las redes de energía, sino su red política. Se afirma que eran estrechos sus vínculos con el ICEL -Instituto Colombiano de Electricidad- que era la entidad del Estado encargada de esta tarea y controló rápidamente a Electrocaquetá, donde hasta hace pocos años las directivas solían pertenecer al grupo de Almario.

Siendo Florencia una capital pequeña, todos los políticos se conocían desde siempre, y el gran articulador era el patriarca Hernando Turbay. En este ambiente Almario empezó a descollar hacia la política nacional en representación del Caquetá. Logra una curul en el Congreso en 1991, en representación del Partido Conservador, y poco a poco fue ganando espacio. Pero hay dos grandes fuerzas que tienen asiento en la vida caqueteña y con las que Almario entrará en relación: las Farc y el narcotráfico.

La política del Caquetá, de los años 90, se desenvolverá en medio de la expansión del conflicto armado, donde las Farc crecen y consolidan una presencia militar y política. También emergen grandes jefes ‘narcos’ caqueteños como Evaristo Porras, Leonidas Vargas, Miki Ramírez, quienes tuvieron vínculos con la política regional y nacional.

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