Inició el juicio oral contra una banda de trata de personas para la explotación sexual de mujeres en Neiva. A las mujeres las ‘reclutaban’ en departamentos como Norte de Santander, Cesar y la frontera con Venezuela. Las víctimas, algunas venezolanas, estarán declarando contra los proxenetas.
Rafael Rodríguez C.
Mujeres víctimas de trata de personas y que fueron sometidas bajo amenazas a la prostitución en dos bares Neiva, estarán declarando contra la banda de proxenetismo que las ‘reclutó’ y que fue desmantelada por la Policía.
Y es que ya inició el juicio oral contra la ‘banda criminal’ que buscaba mujeres vulnerables y en regiones apartadas de la capital huilense, para así poder ejercer control sobre ellas. “Llegaban a la ciudad de Neiva engañadas pensando que venían a laborar como meseras…”, dijo la Fiscal 15 Seccional adscrita al Centro Atención Integral Víctimas de Abuso Sexual (CAIVAS).
La investigación que permitió identificar a las víctimas, fue clave para lograr la captura de Luis Anderson González Quiroga, alias ‘Chatarra’ y su esposa Laura Daniela Aponte Vásquez, alias ‘Laura’, quienes tenían como fachada dos bares que contaban con habitaciones donde las víctimas debían tener relaciones sexuales con los clientes.
También fueron capturados Edgar Enrique Velásquez García, alias ‘El Loco’; Blaneskis del Amor Villasmil Taborda, alias ‘Blaneskis’; Katherine Fuentes Rueda, alias ‘Katherine’; Yessica Carreño Vásquez, alias ‘Yesi’ y Larry Johan Delgado, alias ‘Larry’.
La fiscal acusó a la banda de los delitos de trata de personas, concierto para delinquir con fines de trata de personas, secuestro simple y acceso carnal violento.
Ayer el Juez Tercero Penal del Circuito de Neiva con Funciones de Conocimiento, en el inicio del juicio oral escuchó a uno de los efectivos de la Sijin de la Policía Metropolitana de Neiva, que estuvo en la investigación y recolectó pruebas como videos.
En las imágenes presentadas en la audiencia se observa la llegada de las mujeres a la capital huilense y cuando son recibidas por uno de los presuntos proxenetas.
La fiscal, además, del investigador presentará 69 testigos, entre ellos varias de las mujeres víctimas, entre ellas una menor de edad, quien reconoce a Luis Anderson González Quiroga, Laura Daniela Aponte Vásquez, Blaneskis del Amor Villasmil Taborda, Edgar Enrique Velásquez García, Yessica Carreño Vásquez y Katherine Fuentes Rueda.
También estarán declarando en el juicio la coordinadora del Centro Facilitador de Servicios Migratorios Regional Andina, Mónica Martínez Chávez. “Hablará del oficio enviado por la Fiscalía sobre el presunto delito de trata de personas y posibles amenazas a las víctimas de origen venezolano”, dijo la fiscal en la acusación.
Mujeres engañadas
La investigación dejó al descubierto de la banda buscaba mujeres vulnerables y en regiones apartadas de la capital huilense, para así poder el control sobre ellas.
Sostuvo la fiscal que González Quiroga y su compañera sentimental, quienes sé “dedicaban a la venta de licor, drogas y prestación de servicios sexuales”, captaban a las víctimas en ciudades como Barrancabermeja, (Santander); Aguachica (Cesar) y Cúcuta (Norte de Santander), entre otras localidades cerca de la frontera con Venezuela.
“Llegaban a la ciudad de Neiva engañadas pensando que venían a laborar como meseras, pero una vez en los establecimientos eran enteradas que debían trabajar en la prostitución, y al encontrarse indocumentadas (pues la mayoría de nacionalidad venezolana), debiendo lo de su pasaje y con necesidades económicas, se veían obligadas a laborar en este oficio…”, manifestó la funcionaria del ente acusador.
Añadió que otras mujeres conocían que vendrían a trabajar en actividades sexuales y que ganarían dinero. “Otras venían sabiendo en qué iban a laborar, pero con la idea de que ganarían muy bien e iban a estar en buenas condiciones…”.
La explotación sexual de las once mujeres ocurrió desde el segundo periodo del año 2018 y el año 2020, aproximadamente, en dos establecimientos públicos en donde funciona un bar en el primer piso y en el segundo piso se hallan habitaciones que funcionan como hospedaje. “La actividad económica principal, el expendio de bebidas alcohólicas para el consumo dentro del establecimiento y organización de eventos y actividades de espectáculos musicales en vivo”, señaló la funcionaria judicial.
Bajo llave
Las mujeres eran ubicadas por González Quiroga y su compañera permanente, quienes en algunas ocasiones las recogían en un vehículo particular o les enviaban dinero mediante giros en línea, para que se trasportaran en vehículos del servicio público y una vez arribaban al terminal de la ciudad de la capital huilense, recogidas por Velásquez García. “Edgar Enrique Velásquez García también tenía como tarea en la organización, captar y recoger a las mujeres hasta esta ciudad, en vehículos de servicio público, con conductores conocidos de Luis Anderson González Quiroga”, indicó la fiscal en la acusación.
La fiscal señaló que la banda las obligaba a pagar los pasajes y se los descontaba del trabajo si no tenían plata para cancelarlos una vez llegaban a la ciudad. “Cuando llegaban eran informadas que debían cancelar el valor de los pasajes; donde, muchas veces, les aumentaban al valor real y se los descontaban tan pronto empezaban a laborar. Eran retenidas; hasta que no cancelaran dicho valor, pues no les era permitido salir, manteniendo las puertas con candado”.
Las mujeres revelaron a las autoridades que cuando las recogían en la capital opita, eran llevadas a los bares y las hospedaban en las habitaciones que allí tenían. “Debían dormir en malas condiciones; durmiendo varias mujeres en una sola habitación…”, añadió la fiscal.
Dos hombres, al mando de González Quiroga, vigilaban a las mujeres, a quienes mantenían encerradas. “Los hombres tenían a las mujeres con puerta de salida con llave; encargados a su vez de que éstas salieran a cumplir los horarios impuestos; adicional a ello, el señor Luis Anderson González Quiroga ordenaba alimentar a las mujeres, dándoles el almuerzo y la cena, nunca desayuno, ni comida los días domingos”, sostuvo la delegada del ente acusador.
El líder de la banda de trata de personas y explotación sexual le tenía horario de trabajo a las once víctimas: trabajaban desde las 2:00 o 3:00 de la tarde, hasta las 12:00 de la noche los días domingo, lunes, martes y miércoles. De jueves a sábado de 2:00 de la tarde hasta la 3:00, 4:00 de la mañana. “Les explicaban que el trabajo consistía en sostener relaciones sexuales con los clientes; a lo que debían cobrar la suma de $50.000 y mínimo $35.000; de lo cual $10.000 eran para el jefe, Luis Anderson González Quiroga, como pago por la hospedada en la habitación asignada”, indicó la funcionaria judicial.
Las víctimas señalaron, solo les daban un día de descanso, cada quince días, obligándolas algunas veces a trabajar estando en su día de descanso y cuando salían a la calle en descanso no podían sacar sus maletas. “Indicaron además que Señor Luis Anderson, como de las demás personas que trabajan con este, recibían maltrato físico y psicológico; recibiendo de estos insultos, humillaciones, hasta amenazas de muerte…”, relató la fiscal.
Agregaron en las entrevistas a los investigadores que, eran encerradas con llave en una de las habitaciones, por varias horas, “muchas veces por los gritos y desesperos eran que les abrían esto en coordinación con el señor ‘Chatarra’, la señora ‘Laura’ y las demás personas que laboraban en los establecimientos de comercio”.