El año turístico 2024 ha terminado. Es necesario advertir que con la conmemoración del Día Mundial del Turismo, efeméride celebrada el 27 de septiembre, la operación turística se cierra e inician los balances, la construcción de indicadores, y lo más importante la presentación de los portafolios de productos y servicios estructurados siguiendo las tendencias contemporáneas y, desde luego, creando satisfactores turistas de acuerdo a sus exigencias, haciendo realidad sus sueños y creándoles la percepción de que su dinero fue bien invertido en ocio, recreación y turismo.
El año litúrgico también terminó dando paso al adviento; este año registra un grado inconmensurable de importancia tanto para la comunidad católica como para el turismo, pues, con la celebración del cuarto domingo de adviento inicia el año del Jubileo Peregrinos de la Esperanza y se espera entonces una gran movilización de peregrinos por los diferentes santuarios del mundo, siendo Roma el destino más apetecido. Una oportunidad que nuestro departamento dejó pasar desapercibida, pues, no se realizaron oportunamente los ejercicios de planeación concertados con autoridades locales, eclesiásticas, grupos de feligreses, prestadores de servicios turísticos y comunidad local.
El espectro de un jubileo tiene una duración de veinticinco años, claro, fieles a la copla repentista; sobre el camino se realizarán conciertos, procesiones, misas y toda clase de eventos en nombre del año jubilar.
A estas alturas, ya se debió haber promulgado los programas de los eventos institucionales, entre ellos, los del Festival Folclórico y Reinado Nacional del Bambuco, un insumo básico para que las agencias de viajes estructuren sus paquetes turísticos con destinos a las ferias más importantes de la comercialización y promoción turística; Fitur en Madrid, España, un evento emblemático de los turoperadores del mundo realizado anualmente para las calendas de final de enero, y en ese mismo orden en Suramérica se realiza en Bogotá la Vitrina Turística de Anato, como ya es bien sabido, ocurre la última semana del mes de febrero.
En el Huila cerramos el 2024 a ritmo de rajaleña e iniciamos como es tradicional el 2025 en el mismo ritmo, consolidando de esta manera nuestra amada huilensidad.