No es un tema de izquierda o de derecha. Al presidente Gustavo Petro lo está sepultando políticamente la implosión interna desatada desde el seno de su gobierno y que fácilmente daría para escribir un libro. La revelación esta semana de María Alejandra Benavides, la asesora del ministro de Hacienda Ricardo Bonilla, que apunta a que él conocía de 100.000 millones de pesos que se entregarían a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo para pagar coimas a congresistas, huele a feo. Y, sin duda, pone al ministro más importante de Petro- el que maneja la plata de los colombianos- con un pie afuera. Aunque conociendo al jefe de Estado, lo atornillará.
“Es víctima de una trampa”, respondió el Presidente. ¿Cuál trampa? Petro cree que los colombianos son tontos. ¿Quién llevó al Gobierno a Olmedo López, exdirector de la UNGRD? Pues el jefe de Estado, quien lo reconoció el 20 de julio de 2024 y le ofreció perdón al Congreso y a los colombianos. Lo siento por Petro, pero está acorralado, con una encrucijada en el alma y con una Ley de Financiamiento (reforma tributaria) empantanada en el Congreso si no dimite Roa.
Sin embargo, pese a los pronósticos, la Cámara de Representantes votará el proyecto positivo, así el escándalo crezca como espuma y siga salpicando al círculo más cercano del jefe de Estado. La congresista Flora Perdomo, del Partido Liberal, por ejemplo, votará positivo como potro desbocado porque parece que no leyera prensa. O, quizás, le pueden más sus impulsos politiqueros. Ella-sin asomo de vergüenza- pedirá votos por el Huila para reelegirse en 2026.
Volviendo a Petro, pareciera secuestrado. De un lado, Laura Sarabia, su directora del Dapre, quien le dijo a la Fiscalía que estaba dispuesta a contar lo que sabe de la campaña presidencial del 2022, justo cuando se oficializó el aterrizaje de Armando Benedetti- su exjefe y hoy enemigo- en la Casa de Nariño. ¿Por qué hizo el anuncio ese día? ¿Qué mensaje o chantaje le quiso enviar a Petro?
Por el otro, el Presidente tuvo que tragarse otro orangután y traerse a su lado a Benedetti. No importaron las denuncias de la esposa del barranquillero por violencia intrafamiliar y quien extrañamente se retractó. Tampoco, la encerrona de la vicepresidenta Francia Márquez y sus ministros quienes le reclamaron al jefe de Estado por la llegada de Benedetti. A Petro- como ocurrió en campaña-, solo le importa que el Congreso apruebe sus reformas al precio que sea, e insistir en mantener su poder después del 2026. Y solo Benedetti puede ayudarlo.
El Presidente pudo demostrar que era el verdadero cambio. Pero no lo logró. Vender su conciencia desde 2022 le pasó factura y la izquierda, lastimosamente, terminó envenenándose como el escorpión: con su propia ponzoña. O, ya olvidaron que los escándalos del Gobierno tuvieron su génesis en la Casa de Nariño. Lástima.