La Policía Nacional desplegó todo un operativo esta semana en 12 de las principales cárceles del país, con un objetivo: desarticular las bandas de extorsión que sin mayor problema operaban desde esos sitios. Se incautaron teléfonos, módems de internet, radios y paneles solares. Estaban como demorados esos operativos, pues desde hace años se sabía que desde las cárceles existían esos centros de operación extorsivos. Si en algo coinciden la Procuraduría y el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC), es que desde las cárceles se produce el 41% de las extorsiones. ¿Cómo logran esas bandas tener celulares, módems de internet y radios para operar ese macabro negocio desde prisión?
Pues el sentido común nos dice que esas bandas de extorsionistas no pueden operar sin que haya complicidad de agentes estatales. ¡Bingo! Por eso, era de esperarse, cayeron en esos operativos seis guardias del INPEC. Es que ese sentido común, sobre todo en este país, nos señala en una misma dirección: la criminalidad no puede existir sin que haya complicidad de algún agente estatal en cualquier nivel. Eso se volvió rutina. Así sucede con la corrupción, pues el robo de los dineros públicos no puede ser posible sin que no haya un servidor público involucrado en ese negocio.
Por eso, ese mismo sentido común nos dice que para mejorar la seguridad de los ciudadanos no debe haber complicidad de agentes estatales en la cadena del delito; como tampoco debe haber complicidad de los ciudadanos en la misma cadena delictiva. Para seguir combatiendo la criminalidad, el mayor y mejor activo de la Policía, sin duda, debe ser la inteligencia; pero que incluya la inteligencia del sentido común. Si en cualquier ciudad ya se sabe dónde están operando los sitios de venta de marihuana, bazuco y demás (las populares ollas), y la misma ciudadanía una y otra vez denuncia los sitios, pues hay que ir a intervenir esos sitios. Ya sobra la inteligencia, y es la inteligencia del sentido común la que cuestiona y dice: “¿Oiga, y qué esperan para ir a intervenir esos sitios de vicio?”
El mismo ejercicio se puede hacer con la cultura ciudadana: si la ciudadanía quiere una ciudad limpia, pues no debe botar basura en la calle, es así de simple y sin excusa. Es puro sentido común. La Policía intervino las cárceles gracias a su mayor activo (no son cámaras, motos, patrullas), que es la inteligencia. Pero la inteligencia del sentido común es la más acosadora cuando los actos criminales son tan evidentes.