Estuvo en Neiva “Carolina la breve”, quien está recorriendo oronda por el país sin asumir ninguna responsabilidad por el estado del sistema de salud.
Recordemos que es el cerebro y artífice del proceso de destrucción de la salud en que se ha empeñado este Gobierno, cuyo sustento es una idea dogmática mandada a recoger en el mundo entero: “el único que puede garantizar el derecho a la salud es el Estado”.
Su permanencia como ministra fue discreta y corta, pero el daño causado fue inmenso, por ejemplo, la agudización del deterioro financiero del sistema y las dificultades para obtener servicios de salud que a diario tienen los colombianos, lo que ha conllevado a un aumento exponencial de las quejas y tutelas. Generó todo tipo de conflictos; no sabía para donde iba, sus propuestas fueron desechadas rápidamente, pero persistió en su discurso. Poco le importó que las evidencias mostraran lo contrario de lo que pregonaba, llevando a “Gustavo el críptico” a prescindir de sus servicios.
Lo obvio es que los medios de comunicación que la entrevistaron la cuestionaran sobre la situación del sistema de salud y su responsabilidad en la debacle, es decir, su desempeño como ministra de Salud, pero sucedió lo contrario, asumiendo una posición acrítica le preguntaron sobre la situación del país y como pensaba gobernarlo, cuando ni siquiera fue capaz de administrar de manera eficiente la salud.
A sus obsecuentes seguidores, entre esos algunos columnistas, les pareció que lo principal era resaltar su belleza, como si la tuvieran de candidata a un reinado, sin referirse tampoco a su desastroso paso por la administración pública.
Es usual que los exfuncionarios de todos los espectros ideológicos se paseen por el país sin que nadie los controvierta sobre sus acciones cuando ejercieron los cargos, ni mucho menos les pregunten sobre las consecuencias de estas, convirtiéndolos en personajes de inmerecidos reconocimientos, que como decía Gaitán: “son individuos sin densidad y sin historia”.
Lo que no debería ser común es que los periodistas hagan entrevistas con tal ausencia de criterio; era esencial que le preguntaran sobre su paso por el ministerio, las consecuencias y como pretendía gobernar un país habiendo demostrado su incapacidad como funcionaria del Estado. Lo que esperaban los ciudadanos eran explicaciones antes que inmerecidos aplausos de los acomodados entrevistadores.
Posiblemente sea candidata a algo, para eso contará con el incondicional apoyo de sus obsecuentes seguidores y algunos periodistas acríticos, pero el resto no vamos a quedarnos callados conociendo sus turbios antecedentes y el funesto ejercicio como ministra de Salud.