Para alegría de todos, la plataforma gratuita de streaming cultural “CaixaForum+” nos ha regalado, de la mano del periodista Xavi Ayén y a través de la lente del fotógrafo Kim Manresa, una de las series más intimistas que se recuerden sobre los escritores que han sido elevados al Olimpo literario por la Academia Sueca en alguno de los octubres pasados. “Palabra de Nobel” es una producción sencilla de cuatro episodios con la cual cruzamos el umbral de la privacidad que separa al lector del autor para terminar sentados frente a frente en los hogares de Orhan Pamuk (Nobel 2006), Jean Marie Le Clézio (Nobel 2008), Abdulrazak Gurnah (Nobel 2021) y Jon Fosse (Nobel 2023). Una oportunidad simplemente improbable en cualquier otro escenario.
Sin duda alguna, el mayor acierto de la serie es simplemente dejar hablar al invitado durante casi la totalidad del episodio para que cuente su verdad sin las molestas intervenciones de algún entrevistador hambriento de reflectores (problema bastante recurrente en las presentaciones de libros, por cierto). Así, tras una escueta introducción que nos ubica en el meridiano donde reside el autor de turno, presenciamos sendos monólogos personales a través de los cuales las más grandes plumas del planeta desnudan su alma espontáneamente ante la cámara y nos acercan al humano cotidiano que, con sus traumas y sus dolores, día tras día se levanta para encarnar aquel pesado rol como el portador de la distinción más importante de las letras que un buen día, sin siquiera pedirlo o esperarlo, una corta llamada desde Estocolmo le encomendó.
Gracias a aquella atmósfera de complicidad es que, por ejemplo, Gurnah sorpresivamente nos confiesa que lleva tres años con su última novela engavetada esperando a que el fervor de su elección se diluya y la intensidad de los viajes amaine para ponerse a trabajar de nuevo; Pamuk profundiza un poco más en la polémica figura de su padre, quien no sólo es una presencia controvertida que tras bambalinas ejerce considerable influencia sobre sus libros sino que él mismo nos lo revela como la primera persona que de niño creyó en su talento; y Fosse rompe su helado mutismo monocromático para hablar sin tapujos sobre su alcoholismo domesticado, la diversidad religiosa que le ha acompañado a través de los años y cómo el silencio es el lugar perfecto donde escucha la melodía que quiere interpretar en sus obras.
Nada se ha dicho sobre una potencial segunda temporada, pero qué interesante serían futuras entregas donde veamos a galardonados que por convicción, tanto artística como individual, se exponen lo mínimo necesario al público, como Elfriede Jelinek (Nobel 2004) o Mo Yan (Nobel 2012); junto a aquellos que gozan de una vena algo más mediática, como Kazuo Ishiguro (Nobel 2017) u Olga Tokarczuk (Nobel 2018), e incluso, por qué no, a aquellos de los que hace muchísimo no sabemos nada, como Gao Xingjian (Nobel 2000) o Herta Müller (Nobel 2009), pues a la larga todos, con sus más y sus menos, son miembros de una misma familia: los herederos del legado de Alfred Nobel.