La tarde de ayer no será olvidada por los laboyanos. Con avanzada del Ejército, Policía y Esmad, el Gobierno abrió la carretera de Pitalito. La vía a Putumayo será el próximo objetivo. El ataque dejó varios heridos y afectó varias viviendas de Cinco Veredas.
Como se había prometido, la caravana humanitaria que había partido desde Neiva llegó al municipio sobre las 8:00 de la noche, luego de que la Fuerza Pública abriera paso en Cinco Veredas y Aguadulce con gases lacrimógenos y maquinaría que removió vehículos, piedras y escombros, que obstaculizaban el paso.
A pesar de que el lunes en la tarde se llegaron a unos acuerdos donde se permitiría el ingreso de víveres y gas al casco urbano de Pitalito de manera pacífica, los hechos acontecidos en la ciudad de Bogotá con el aplazamiento de la negociación calentó los ánimos de todos los sectores implicados, a tal punto que los anunciados suministros que abastecerán a Pitalito tal vez no llegarían.
Los campesinos manifestantes reaccionaron cerrando nuevamente la carretera, dejando inmovilizados varios camiones listos para partir.
Al menos, eso se temía. No obstante, la caravana sí fue despachada desde la capital del Huila, encabezada por los comandantes, de la Novena Brigada, Ariel Gustavo Vargas Lozano, y de la Policía Huila, Delbert Mayid Plata Álvarez y Juan Francisco Peláez, comandante de la Policía de Carreteras, quienes mediante el diálogo con los líderes del cruce a Elías lograron pasar el primer bloqueo sin ninguna resistencia.
¿Caravana humanitaria?
Allí, la caravana compuesta de un bulldozer, una tanqueta del Ejército Nacional blindada, decenas de motos y por último los camiones con los suministros, avanzó hasta el punto de Cinco Veredas, ubicado entre Pitalito y Timaná. Allí se habló con varios líderes y al menos 1.500 manifestantes que los esperaron atajados en la ruta. Detrás de ellos una fila de 10 camiones atravesados. Luego de una hora y 45 minutos los campesinos accedieron a que la caravana pasara, pero con la condición de que los vehículos se quedaran en ese lugar, ya que según ellos, este era su único mecanismo de presión ante el Gobierno.
Tras leer los acuerdos a los que habían llegado el día anterior en la Alcaldía de Pitalito, se permitió el paso. Sin embargo, los conductores de los camioneros aseguraron que ellos no estaban dispuestos a permitir el desalojo si no los dejaban marcharse. Tras otros 20 minutos de conversaciones y con la intervención del alcalde de Timaná, Wilson Díaz Sterling, los trasportadores accedieron a orillar sus camiones. Cuando prendieron los motores, una tractomula que encabezaba el bloqueo arrancó de manera intempestiva, siendo seguida de cuatro camiones más.
Ante esto, los manifestantes reaccionaron cerrando nuevamente la carretera, dejando cinco camiones más atrás listos para partir. En ese momento la Fuerza Pública intervino lanzando una granada aturdidora, seguida de una lluvia de gases lacrimógenos, que dispersó los campesinos. Situación que aprovecharon los conductores para salir del lugar.
Suministros llegaron en nube de gas
Estos hechos ocurrieron sobre las cuatro de la tarde de ayer. A partir de ese momento, la Fuerza Pública avanzó con el bulldozer derribando las barricadas que quedaban. Mientras tanto, la infantería del Esmad continuó repeliendo a los manifestantes que arrojaban rocas desde los cafetales. Ya superado ese primer punto, la caravana avanzó un kilómetro más donde habían atravesado otros seis camiones y un carrotanque. En ese lugar intervino un helicóptero de la Policía Nacional, que disparó proyectiles de gas en la vía y los cafetales donde se refugiaron los campesinos.
La Fuerza Pública intervino lanzando una granada aturdidora, seguida de una lluvia de gases lacrimógenos que dispersó los campesinos.
Allí con una grúa de la Policía de Carreteras removieron los camiones y se continuó avanzando hacía Pitalito. Ya sobre las cinco de la tarde las ambulancias iban y venían desde y hacia el Hospital San Antonio trasportando heridos.
No obstante, faltaba el bloqueo de Aguadulce, donde al menos 3.000 campesinos veían con preocupación el avance de la Fuerza Pública. Allí varios concejales laboyanos intentaron comunicarse con las autoridades para que no se produjera un enfrentamiento. Algunos campesinos decidieron hacerse a un costado, pero otros permanecieron, por lo que a la llegada del grupo antidisturbios nuevamente fueron arrojados gases lacrimógenos haciendo correr a los labriegos por los potreros aledaños a la vía Panamericana.
Los disturbios continuaron hasta la propia entrada de Pitalito, ya que al paso del Esmad seguían cayendo objetos contundentes. Finalmente sobre las ocho de la noche la caravana logró entrar al casco urbano. Por las redes sociales grupos de derechos humanos convocaron un cacerolazo en el parque José Hilario López en el centro de la localidad para rechazar los hechos. En las calles corría el rumor de que se produciría una asonada.
Alerta Roja hospitalaria
Tras los desmanes presentados, la secretaria de Salud Municipal, Ana Luz Trujillo Muñoz, informó que se declaró la Alerta Roja en el Hospital San Antonio, debido a los enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes que se encontraban en la vía Pitalito–Timaná.
De esta manera se activó la estrategia de respuesta para atender a las personas que llegaron heridas hasta el centro hospitalario. La funcionaria indicó que la alerta para la red de salud y el municipio de Pitalito se mantiene en Naranja.
Por su parte, el alcalde Pedro Martín Silva aclaró que se mantiene la Ley Seca y las restricciones al transporte de cilindros y escombros en horas de la noche. Por el momento no hay medidas adicionales.
“Bajo muchas voces de rechazo y protesta contra las políticas de represión del Estado, la Caravana Humanitaria se dirige hoy hacia Mocoa, donde se halla una de las manifestaciones más grandes del sur del Huila y donde también se presume que los campesinos no abrirán paso por las buenas”.
El fuerte militar logró despejar la vía en el sitio Cinco Veredas y Aguadulce, donde los campesinos fueron repelidos con bombas aturdidoras y gases lacrimógenos.