Usar calzones amarillos para la prosperidad, bañarse con hierbas para las buenas energías o correr con una maleta por la cuadra, son algunas de los agüeros de los neivanos para el fin de año.
María Alejandra Ruiz Mallungo
@amperiodista
Colombia es un país rico en tradiciones, y la celebración de la Navidad y el Año Nuevo no es la excepción. En esta época del año, los huilenses también se sumergen en una serie de festividades que trascienden lo meramente festivo, convirtiéndose en un momento propicio para la reflexión y el anhelo de un futuro mejor. Entre las costumbres más arraigadas se encuentran los agüeros, rituales y creencias populares que, aunque a menudo pueden parecer inofensivos o divertidos, poseen una profunda carga cultural y simbólica.
Los agüeros, cuyo origen etimológico se remonta al latín “augurium”, se definen como acciones o creencias que se consideran presagios de lo que está por venir. Durante el cambio de año, los colombianos recurren a estos rituales con la esperanza de atraer buena suerte, salud, dinero o amor en el ciclo que está por comenzar. Así, se entrelazan supersticiones y deseos en una práctica que busca influir en el destino y atraer las mejores energías para el futuro.
Amelia Monroy, secretaria de Gestión del Riesgo en Neiva, menciona que, aunque ella no es muy aficionada a los agüeros, sus padres tenían ciertas tradiciones. “Mis papás, mientras éramos niñas, sí creían en hacer las yerbas y el lavado de la casa con ciertas plantas. Pero yo tengo la fe y la certeza en Dios, y por supuesto mis tres reglas de oro: fe en que todo lo puede Dios, actitud positiva y disciplina”, explica. Para Monroy, el enfoque espiritual y la resiliencia son esenciales para enfrentar el nuevo año y las dificultades que puedan surgir.
Listas maletas y a correr
Por su parte, Lourdes Mateus, concejala de Neiva, comparte su experiencia con el agüero de correr con una maleta alrededor de la cuadra. “Hasta hace dos años, yo era de las que corrían con la maleta. Eso me parece un agüero maravilloso. Además, te debo decir que funciona; tuve la oportunidad de hacer muchos viajes a lo largo de mi vida, y eso se dio justo en los años en que corrí”, asegura Mateus. Menciona que ahora tras las responsabilidades que trae ser madre, ella sigue manteniendo la tradición, así como la de su madre, quien cada medianoche riega lentejas y come uvas, pidiendo deseos no solo para ella, sino también para su comunidad. “Siempre nos colocamos alguna prenda de color rojo, especialmente porque lo más importante es que no nos falte el amor”, agrega.
Lentejas, prosperidad y abundancia
Humberto Perdomo, concejal de Neiva, también comparte su apego a ciertos agüeros que ha practicado con su familia a lo largo de los años. “Generalmente tengo dos agüeros en los que creo mucho. El primero es el de las lentejas, que simboliza un mensaje bonito de abundancia para todo el año. El otro es el baño con ruda, que ayuda a limpiar malas energías”, explica. Para Perdomo, estos rituales no son solo supersticiones, sino prácticas llenas de significado que se convierten en momentos de conexión familiar y espiritual.
Calzones amarillos
Además de los rituales mencionados anteriormente, se dice que usar ropa interior amarilla tiene como objetivo atraer buena suerte, prosperidad, amor y salud al comenzar el Año Nuevo. Este agüero tradicional, seguido por muchas personas, ha demostrado su efectividad a lo largo de los años. Por esta razón, se ha convertido en un elemento esencial en las compras navideñas de los colombianos, quienes la eligen para llevar el 31 de diciembre. Por otro lado, hay quienes optan por la ropa interior roja con la esperanza de encontrar el amor en el nuevo año.
Decorar con espigas
Esta costumbre se practica mucho durante el mes de diciembre, especialmente hacia su final. Si bien muchas familias incluyen espigas en su cena de fin de año, otras prefieren regalarlas con el fin de proteger a sus seres queridos, alejar energías negativas y atraer abundancia y cosas positivas a sus hogares.
Quemar el año viejo
Este ritual simboliza el deseo de dejar atrás lo negativo y dar paso a nuevos comienzos, marcando el cierre de un ciclo y la esperanza de un año lleno de oportunidades y renovación. La quema del “año viejo” se realiza principalmente con ropa y objetos viejos del hogar.
Estos agüeros, que incluyen desde correr con maletas hasta el cultivo y riego de lentejas, reflejan una faceta del carácter colombiano: la búsqueda de esperanza y la necesidad de sentir que, con cada nuevo año, hay una oportunidad para reiniciar. A través de estas prácticas, los colombianos no solo celebran la llegada de un nuevo ciclo, sino que también fortalecen los lazos familiares, el sentido de comunidad y la fe en un futuro mejor.