En Venezuela hubo un fraude, se robaron las elecciones y la autoproclamación de Maduro en las últimas horas cada vez lo aísla más del circuito internacional, al menos, en occidente. Sin embargo, la situación de Colombia es compleja a la hora de actuar y no se trata de cercanía ideológica, sino de, al menos cuatro asuntos, los cuales llevan a que el gobierno Petro actúe de forma tan prudente y miedosa.
Por un lado, la situación económica del intercambio comercial. En el año 2024 Colombia exportó cerca de 885 millones de dólares a Venezuela, un 47% más que en 2023, y se espera que, si nada raro ocurre, la cifra supere los 1000 millones de dólares en 2025. Un cierre de frontera o una disputa diplomática echaría esto por el piso. En segundo lugar, la situación de seguridad en la frontera. En los más de 2000 kilómetros de línea fronteriza existe la presencia de 17 estructuras criminales y el ELN que, en Colombia, es un grupo guerrillero, allá opera como un grupo paramilitar. Entonces, tanto para la guerra como para la paz Colombia necesita la colaboración de Venezuela. No hay forma de mejorar la seguridad en la frontera si no hay colaboración entre ambos países.
En tercer lugar, la problemática migratoria debe ser articulada entre ambos países. Más ahora, que la política principal del gobierno Trump que se posesiona la otra semana, se enfocará en temas migratorios. Colombia debe parar o, al menos, disminuir el flujo migratorio por el Tapón del Darién donde mucha de la población que pasa por allá es venezolana. Una disputa diplomática sería muy compleja en asuntos migratorios, incluso, en temas de cooperación de información para capturar criminales que pasan de un lado a otro. Por último, la situación regional e internacional para Latinoamérica. Luego de lo dicho por el presidente electo Trump sobre Groenlandia, el Canal de Panamá, Canadá y el golfo de México, todo indica que Latinoamérica deberá tender lazos de unidad y disputas es lo que menos se necesita.
En todo caso, el encarcelamiento de opositores, el robo de elecciones y la persecución a la prensa es dramática en Venezuela y es algo que Colombia debe denunciar con fuerza y proteger los valores que el gobierno de Petro dice defender. No puede haber silencio y complacencia con ello.
Así las cosas, la solución a tal dilema debe ser pensado y tomar un punto equilibrado, en el cual no se reconozcan los resultados electorales, se pidan nuevas elecciones y liberación de presos políticos, pero manteniendo relaciones diplomáticas mínimas, y a la vez buscar diálogo y consensos para una transición lo más pronto posible en el vecino país.