Universidad Surcolombiana, secuestrada por la politiquería

Con la apertura esta semana del proceso de inscripción para candidatos a ocupar la rectoría de la Universidad Surcolombiana, empieza la recta final del periodo de Nidia Guzmán como rectora; un periodo turbulento y en el que concejales, diputados, alcaldes, congresistas, gobernadores, empresarios, organizaciones, medios de comunicación y periodistas, disfrutaron placenteramente de la torta de contratos, convenios y proyectos, a través los cuales se repartieron el presupuesto público, beneficiándose y ayudando a beneficiar a familiares y amigos, a cambio de acomodarse y guardar silencio ante la crisis de la institución. 

El régimen especial de contratación que autodefine la propia universidad hace que no haya controles y que a través de convenios o contratación directa se articule toda la telaraña de corrupción que hoy tienen a la universidad secuestrada.  La universidad ha sido convertida en un fortín burocrático y político.  En las elecciones regionales de 2023 el hijo de Nidia, Luis Humberto Alvarado, fue elegido alcalde de Rivera en medio de serios cuestionamientos en los que contratistas de la universidad que viven en Neiva inscribieron su cédula para votar en Rivera. La USCO suscribió también convenios con la Gobernación para ser ejecutados en ese municipio, por lo que el Tribunal Administrativo del Huila suspendió a Alvarado del cargo.

Nidia fue elegida rectora con el apoyo no solo de su casa política, el Villalbismo, estructura que también le había permitido en el pasado ser elegida alcaldesa de Rivera, sino también con el respaldo del Andradismo, los González Villa, los Gechem, los Casagua, Gorky, y los verdes liderados en ese entonces por Oscar Urueña y luego heredados por otros verdes sin clorofila como Virgilio Huergo y Yamid Sanabria. La repartición de puestos y contratos, el mejor atractivo en medio del presupuesto anual de la USCO, que para el 2024 ascendió a los 250 mil millones de pesos.

Las consecuencias de la captura de la Universidad por parte de los clanes políticos es devastadora. En la medición integral de Universidades de SCImago, la USCO pasó del puesto 20 en 2022 al puesto 47 en 2024.  A nivel mundial los resultados son aún peores, pasando del puesto 5377 en 2022, al 8420 en el año 2024. Es decir que en tan solo dos años nuestra universidad cayó 3043 puestos a nivel internacional. 

El Gobierno de Gustavo Petro tampoco ha sido el periodo en el cual se le arrebate la Universidad a los clanes. El apoyo de Villalba a la campaña presidencial y un Casagua acomodado, hacen que desde Bogotá no se piense en “incomodar” a los políticos tradicionales del Huila, por el contrario, representantes que dicen ser de izquierda, terminaron acomodados a la agenda clientelista y ayudando a desangrar la universidad.

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