Esta semana se reabrió el debate en torno a los límites y tensiones que existen entre el arte, la libertad de expresión y la defensa del espacio público. Esto, con ocasión de la controversia que se generó en torno al proceso de borrado de murales alusivos al caso de La Escombrera, por parte la alcaldía de Medellín. Lo llamativo del asunto, fue la extraña velocidad con la cual, la alcaldía procedió al borrado de los murales, tomándole solo horas para intervenir, situación que contrasta con el ritmo paquidérmico que caracteriza el actuar de la administración pública en Colombia, en especial, en asuntos de espacio público.
De acuerdo con una publicación hecha por ‘Fico’ Gutiérrez, alcalde de Medellín, existe diferencia entre “(…) el grafiti como expresión artística (…)” y “(…) otra muy diferente es el desorden y quienes simplemente quieren generar caos y poner fea y sucia la ciudad (…)”. Desde lo jurídico, lo social y lo artístico, considero errada la postura de la alcaldía, por las razones que procedo a exponer. En el ámbito jurídico, la jurisprudencia constitucional ha reconocido la protección con la que cuentan las expresiones que se enmarcan dentro de discursos políticos y sobre asuntos de interés público. Al respecto, resulta innegable la trascendencia que tiene el caso de la Comuna 13, la operación Orión y el de La Escombrera para la memoria de la ciudad y de sus habitantes. En este sentido, la velocidad de la alcaldía podría estar inspirada en anticiparse a cualquier medida de protección que podría decretar un juez de tutela, sin mencionar la censura que se pretende imponer.
Pasando al plano artístico, no debemos olvidar que el arte se caracteriza por ser un medio para expresar ideas, sentimientos y otros elementos intangibles, lo que siempre conlleva a que el arte tenga un carácter de rebeldía e irreverencia, lo cual contrasta con la tesis de “arte ordenada” expuesta por el alcalde. En lo social, este tipo de expresiones contribuyen a que tanto la ciudad, como los individuos, puedan plasmar y canalizar el dolor, las ironías, la impotencia y demás sentimientos asociados a un capítulo oscuro de su historia.