La comunidad educativa del colegio Rodrigo Lara Bonilla pide que las autoridades le pongan mano al caño contiguo a la institución. La comunidad educativa del colegio Rodrigo Lara Bonilla pide que las autoridades le pongan mano al caño contiguo a la institución. LA NACIÓN, NEIVA Los estudiantes y docentes de la Institución Educativa Rodrigo Lara Bonilla no aguantan más los malos olores que emanan del caño que bordea el colegio. Sumado a la contaminación, el lugar se ha convertido en foco de inseguridad y refugio para consumidores de sustancias psicoactivas. Por el caño pasa la quebrada La Cabuya que muestra la marca de la contaminación. A las orillas del mismo, algunos ciudadanos han invadido la zona y han levantado viviendas desde las que se depositan aguas residuales sobre el afluente, las cuales junto a otros desechos generan los olores nauseabundos. “En el caño se presentan varias problemáticas. Primero, que todo es un lugar destruido, ahí no hay vegetación, entonces la gente lo ha vuelto un botadero de basura. Presenta también un problema social, ese lugar es altamente frecuentado por habitantes de la calle y consumidores de sustancias que vienen, levantan cambuches, hacen de las suyas ahí y eso genera inseguridad, ya han robado a varios estudiantes nuestros”, señaló Luz Marina Aldana, rectora de la institución. Olores Dos de los salones de la institución son los más afectados con los olores. Allí los estudiantes deben recibir clases en medio de un ambiente fétido. “En ocasiones, del caño salen unos olores que no se los aguanta nadie. Huele a excrementos de humano, a animales muertos, a marihuana, mejor dicho, huele a de todo y los niños deben ver las clases en esos salones, en medio de ese ambiente poco sano en todos los sentidos”, indicó Mery Méndez, docente del colegio. Plagas Según las directivas de la institución, en el caño proliferan plagas de roedores e insectos que en algún momento podrían afectar a la comunidad educativa. “Ese caño es un foco de plagas. De ahí salen ratas y cucarachas que da miedo. También se genera un zancudero constante. Y eso es un riesgo latente para nuestros estudiantes, porque se nos puede convertir en un problema de salubridad para toda la comunidad educativa”, comentó la rectora de la institución. Inseguridad Tanto las instalaciones del colegio como los mismos estudiantes y maestros, se han visto afectados por la inseguridad que se genera en el lugar. La institución está ubicada a escasos metros del caño donde habitantes de la calle y hampones se refugian antes y después de cometer los hurtos. “Hemos tenido estudiantes a los que les quitan hasta los zapatos o los morrales. Asimismo, a algunos maestros del colegio les han robado sus pertenencias cuando toca desplazarse cerca al caño, para ir a la otra sede del colegio que se llama Oliverio Lara y que está ubicada en el barrio San Martín”, concluyó Luz Marina Aldana. La comunidad educativa del Rodrigo Lara Bonilla se ha visto afectada por la contaminación que presenta el caño. En el caño se observan aguas estancadas y todo tipo de desechos.