Machista, celoso, compulsivo, agresivo… Esa era la descripción del hombre que asesinó a sus dos hijos. Lo peor, se enamoró de una joven 20 años menor que él. Sus celos llegaron hasta la locura, hasta matar a sus hijos y suicidarse él.
La última vez que se le escuchó fue por teléfono. Desde el otro lado del cable Isaac Pimentel habló frialdad con uno de sus sobrinos. Lo citó el lunes a las 7:00 a.m. a escasos metros de una molienda de propiedad de su madre, en la vereda Santa Lucía, en San Antonio, Neiva. Quería que fuera él quien lo encontrara muerto, pero no se lo dijo explícitamente. Tenía todo planeado. El hombre de 49 años ya había asesinado a Miguel Ángel y María Paula, sus dos hijos de cinco y siete años. Los degolló, según los primeros exámenes de Medicina Legal y lo constatado en el sitio de los hechos hasta donde llegó LA NACIÓN.com.
Los dos pequeños asesinados por su propio padre.
Minutos antes de la llamada, Isaac, quien trabajó durante tres años como conductor del bus escolar del Colegio Campestre de Neiva hasta cuando la institución vendió el automóvil, fue correteado por el Gaula del Ejército, quien lo persiguió para que respondiera por las atrocidades que hizo con sus dos hijos. Pero Pimentel les ganó la carrera. Conoce la zona y se camufló entre las montañas de Santa Lucía. Por esto, no tuvo más remedio que ahorcarse, colgar un alambre de un árbol y quitarse equivocadamente su vida.
De Isaac nadie quiere saber en San Antonio, aunque algunos pobladores le tienen pesar y piden Dios lo perdone. Estaba enamorado, enceguecido, desesperado porque Deisy Cruz Serrato, una joven de 25 años, no quería vivir con él, estaba hastiada de su mal trato, sus golpizas por unos celos enfermizos que lo llevaron a acabar con sus hijos y después con su propia vida.
Vereda San Antonio – Huila donde ocurrió terrible crimen.
“Sino vive conmigo empezará su calvario”, le dijo a la mujer por última vez. Ella no calculó la dimensión de sus palabras, creyó, en su momento, él terminaría matándose, pero jamás sus hijos. Le rogaba, le suplicaba que volvieran a conformar la familia, pero ella no aceptaba. La humillaba, la golpeaba, la encerraba, la tenía alejada de su familia.
Hoy Deisy intenta llenar el vacío de sus hijos- sepultados ayer-, pero sabe, será imposible. Ayer las 4:00 de esta tarde, el cadáver de Isaac fue sepultado, pero ella no fue a despedirlo. No se atrevió a llegar hasta la sala de velación en San Antonio y mirarlo de frente, así él estuviera muerto. Desconocía su reacción y prefirió abstenerse de estar cerca. Lo mejor, era distanciarse y sanar sus heridas.
Ayer se llevaron a cabo las honras fúnebres de los pequeños asesinados.
La familia de Isaac está desconcertada, su madre tiene 90 años, es creyente católica y no se cansa de repetir que oró por el desespero de su hijo, pero finalmente todo sucedió así.
Este es el lugar donde ocurrió la fatal tragedia.
Sobrinos y hermanas del hombre lo califican como uno de los mejores tíos: alegre, familiar, “pero algo ocurrió y no lo sabemos…”, describen parientes quienes piden omitir su identidad.
La madre de los infantes y demás familiares desconsolados por el crimen.
Noticia en desarrollo…
