Estatuas robadas de San Agustín que regresarán al país

Fotos: Suministradas.

Las robaron en 1988 en la inspección de Pradera, San Agustín y las tenían en Europa. Fueron recuperadas y serán devueltas a Colombia.

El primero de agosto de 2011 regresaron a Colombia 256 piezas arqueológicas que habían sido recuperadas en Dinamarca. Dentro del masivo grupo de elementos de la historia nacional, había uno que destacaba y que, de hecho, fue el que permitió dar aviso a las autoridades colombianas de que las piezas estaban a punto de ser vendidas a puerta cerrada por una prestigiosa firma de subastas en Europa: una estatua de 76 centímetros de altura, perteneciente a la cultura San Agustín.

Se trataba de la estatua número 155, que había sido robada el 12 de diciembre de 1988 en la inspección de Pradera, municipio de San Agustín. Aunque no sería la primera ni la última vez que un elemento de estatuaria o cerámica de esta cultura prehispánica se aparecía en diferentes naciones y podía ser repatriado por las autoridades colombianas, la verdad es que se desconoce con precisión cuántas piezas han salido del Huila y del país, en ocasiones vendidas como réplicas. Por lo tanto, se ignora cuántas permanecen en museos públicos o colecciones privadas en el exterior, a punto incluso de ser subastadas, y hasta qué punto puede adelantarse o no un proceso –prolongado y muy costoso- de recuperación y repatriación.

En estas acciones hay la participación de al menos trece entidades, como la Procuraduría, el Ministerio de Cultura, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Icanh; la Dijín, la Dian, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Fiscalía, entre otras, que trabajan en un comité para la educación y prevención del tráfico de bienes culturales desde diciembre de 2005.

 


Esta es una de las estatuas que se encuentra ubicada en San Agustín.

 

Un tráfico mayor

Una de sus tareas es adelantar reclamaciones de estas piezas que están en casas de subastas o en manos de la justicia de otros países. Este trabajo es complejo porque, para comenzar, cuando aparece una pieza en el exterior -como el caso de la estatua 155 de San Agustín- Colombia debe demostrar que se trata de un precolombino original, que pertenece al patrimonio nacional y que, además, fue sacado del país ilegalmente.

Información suministrada por el Ministerio de Cultura señala que desde 1998 a 2007 se repatriaron 83 piezas de diferentes culturas precolombinas. Luego regresaron 11 desde Nueva Orleans (Estados Unidos) y 72 desde Francia. Y en agosto de 2011 llegaron 256 bienes pertenecientes al Patrimonio Arqueológico colombiano, provenientes de Dinamarca. Allí venía la estatua que sería subastada por la casa de subastas Bruun Rasmussen en Copenhague, gracias a que eI Icanh estableció contactos con el Consejo Internacional de Museos (Icom, por su sigla en inglés), para fomentar la protección de bienes arqueológicos ilícitamente exportados desde Colombia. En la reunión internacional para la elaboración de la “lista roja de bienes culturales latinoamericanos” del Icom, la representación de Colombia incluyó las estatuas de San Agustín como un tipo de bien cultural en peligro.
 

‘Pequeño museo’

Por ello mismo, en la semana que termina llamó tanto la atención el “pequeño museo” que las autoridades de España pusieron en manos de Colombia, luego de que 691 piezas de arte precolombino fueran confiscadas once años atrás a una red de narcotraficantes. “Es un día muy especial para Colombia”, dijo el embajador de Colombia en España, el exministro de Justicia y de Interior Fernando Carrillo Flórez, al recuperar las piezas, desde el Período Formativo tardío (1.000-1.400 antes de nuestra era) hasta los siglos XVI y XVIII, incautadas por la policía española en 2003 durante una operación contra traficantes.

“La llegada de estas casi 700 piezas a Colombia es uno de los acontecimientos culturales más importantes de los últimos tiempos”, aseguró el embajador, al precisar que el Ministerio de Cultura dará un “lugar de honor” a la colección, en un museo aún por decidir. Las obras no viajarán a Bogotá hasta dentro de uno o dos meses, una vez finalizado el delicado proceso de embalaje de una urna de cerámica cubierta por un busto humano de la cultura Mosquito, una vasija antropomorfa Calima-Malagana, o una pequeña figura masculina con nariguera de oro de estilo Quimbaya tardío. Y, nuevamente, hay aquí también piezas de San Agustín. Su repatriación tomará aproximadamente dos meses. El Ministerio de Relaciones Exteriores asumirá los costos de embalaje y transporte de las piezas hasta Colombia, cuando la Fiscalía General de la Nación las recibirá como lo dicta la orden judicial emitida por las autoridades españolas. En seguida serán entregadas al Icanh que se encargará de su protección y promoción.
 

Desde el comienzo

La salida de piezas de la cultura agustiniana comenzó probablemente con su ‘descubrimiento’. En un informe que publicó en LA NACIÓN, a propósito del centenario de investigaciones científicas sobre San Agustín, el periodista Vicente Silva se refirió a que el hallazgo a comienzos del siglo pasado de esta cultura por parte de Konrad Theodor Preuss representó en realidad el inicio de la pérdida, hasta ahora irrecuperable, de muchas de estas piezas.

“En 1914 el alemán Konrad Theodor Preuss empacó con cuidado un cargamento de estatuas de piedra halladas durante sus exploraciones en fincas del caserío de San Agustín y sin avisarle a nadie, lo envió a lomo de mula y a hombros de indígenas hasta Neiva para embarcarlo por el río Magdalena, guardarlo en una finca de Cundinamarca y llevarlo más adelante hasta Europa”, refiere Silva en su texto “¿Homenaje a un ratero honrado?”.

Agrega Silva que “quince años después de sus excavaciones, el etnólogo, antropólogo y arqueólogo ―conocido como el primer científico que investigó la llamada cultura de San Agustín― admitió en su libro Arte monumental prehistórico que tuvo ‘dificultades sin cuento’ para sacar varias ‘cargas’ de esculturas, moldes de estatuas e infinidad de objetos de cerámica y utensilios de piedra empleados por los escultores. La sola mención de ‘varios quintales’ ―medida de peso equivalente a cien kilogramos― indica que el cargamento pudo llegar a una tonelada”.

Y plantea de nuevo la inquietud por la cantidad de piezas que salieron rumbo a Alemania. “Primero”, relata Silva, “en una carta del 31 de enero de 1914 ―dos meses antes de dejar a San Agustín― dijo que una de las figuras pequeñas halladas ‘ya se empacó para Berlín’, situación que da para pensar que hubo un envío inicial”. Luego, “el 18 de febrero de ese año una recua de mulas llevó a Neiva ‘mi primer cargamento de antigüedades indígenas…’ Más adelante indicó que en abril, al concluir su exploración de tres meses y medio, sus hombres llevaron otras obras hasta la capital del Huila, pero tampoco citó cantidades. A renglón seguido, por una sola vez, señaló que catorce estatuas pequeñas fueron movilizadas entre el Alto de las Piedras, San Agustín y Pitalito, por ‘peones de fuerza hercúlea’. Se presume, entonces, que de Uyumbe, Isnos, Laboyos y otras regiones salieron por lo menos dos cargamentos con más de catorce esculturas empacadas en cajones de madera”.

El reclamo del retorno de estas piezas desde Alemania y otros países a San Agustín lo utilizaron diferentes sectores como fórmula de juicio contra el traslado temporal de 20 estatuas de San Agustín al Museo Nacional de Colombia a finales del año pasado, que finalmente no se llevó a cabo.

 


Las estatuas precolombinas, famosas en San Agustín – Huila.

 

Una riqueza inexplorada

Con la posibilidad de hallazgos prehispánicos en cualquier sitio del departamento (lo confirman los centenares de piezas encontradas en toda la zona de construcción de la hidroeléctrica de El Quimbo), el Huila registra una presencia de elementos aún por descubrir e investigar. De hecho, autoridades regionales han lanzado advertencias en torno a la necesidad de preservar el riquísimo patrimonio de todo el Huila y, en particular, de San Agustín e Isnos. Dispersas en 14 áreas distantes, las piezas de estatuaria que no hacen parte del bosque y las Mesitas se encuentran, como ocurriría con futuros hallazgos, sin la protección necesaria de la intemperie y, peor aún, de los saqueos.

Pero, como hemos referido ya, no se trata solo de las piezas que salieron, cuyo paradero se conoce, y que podrían ser repatriadas. Acciones ilegales de guaquería expoliaron posiblemente mucha de la riqueza del sur del Huila, para solo mencionar los hallazgos en el sur del Huila, y sin destino conocido. En su momento, el ex alcalde de San Agustín, Gabriel Calderón, reportó el caso de una estatua que, para su sorpresa, encontró en un museo en Denver, Estados Unidos. La escultura en piedra, de unos 50 centímetros de alto, se encuentra en el Museo de Las Artes, en esa ciudad.

De acuerdo con la información que Calderón acopió, la estatua proviene de la Mesita C, y así aparece identificada en el propio Museo, dentro de una colección de arte precolombino e hispánico de la Colonia. Calderón dijo que la estatua, cuya foto aquí reproducimos, llegó al Museo por donación de un particular, que pudo haberla obtenido de traficantes de piezas arqueológicas. En este vínculo de internet -http://www.denverartmuseum.org/collections/pre-columbian-art- es posible ingresar a la información del Museo, que abre precisamente con una fotografía en la que se observa, al centro, la estatua agustiniana.

Por ahora, los procesos de recuperación de piezas prehispánicas continúan. Pero solo serán repatriados algunos de aquellos elementos cuyo destino es reconocido. Muchas otras, tal vez la mayoría, se habrá perdido irremediablemente para siempre, y con ellas, buena parte de nuestra historia.

 

Así marcha la repatriación de bienes

LA NACIÓN dialogó con Ernesto Montenegro, subdirector del Icanh, para conocer cómo avanzan los procesos de repatriación de piezas precolombinas de diferentes culturales, incluida de San Agustín.
 

¿Qué acciones se están desarrollando para recuperar las piezas en el exterior?

La complejidad del tráfico de piezas arqueológicas y, en general de piezas patrimoniales, que pertenezcan al patrimonio artístico, histórico y arqueológico, es uno de los grandes negocios internacionales. El negocio es ciertamente complejo, y no está delimitado solamente por los procesos que sigue Colombia sino que hay una dimensión enorme a nivel mundial del tráfico ilícito de piezas, que está siendo combatido a nivel internacional a partir de la legislación de la Unesco y con la ayuda de la Interpol. Colombia participa de manera activa en los procesos de recuperación de piezas, de repatriación de piezas tanto hacia Colombia como hacia los distintos países que tienen perdido su patrimonio.

 


Estas son algunas de las piezas arqueológicas de San Agustín.
 

¿Cuántas piezas colombianas o cuánto patrimonio colombiano está en el exterior?

Ciertamente, es un dato que no está completo, porque muchos de estos procesos ilícitos se adelantan sin el conocimiento, por redes muy complejas de las cuales no todos tienen conocimiento. Actualmente, Colombia adelanta procesos jurídicos para repatriación, sobre un poco más de diez procesos, que se siguen actualmente para repatriar piezas. Pero seguramente habrá muchos más bienes arqueológicos por fuera de estos procesos.
 

¿Es muy compleja repatriación, si el tráfico comienza aquí mismo y termina, por ejemplo, en subastas?

Sí. Cuando identificamos una subasta, digamos que es un punto que puede ser ubicado. Lo lamentable en estos procesos es que existan personas colombianas, parte de la comunidad, que son el punto de partida de este comercio ilegal del patrimonio colombiano. Si bien las instituciones adelantan los procesos jurídicos necesarios para repatriar piezas, procesos además muy costosos, lo que necesitamos es crear una conciencia nacional de tal manera que los colombianos defendamos de manera real, no solamente oportunista, el patrimonio arqueológico.
 

¿Cómo marchan estos procesos para repatriar piezas de San Agustín en Europa, Estados Unidos…?

Le reitero que hay alrededor de diez procesos abiertos de reclamaciones colombianas sobre piezas que se encuentran en el exterior.

 


Estas estatuas son patromonio de la cultura opita.

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