Harak Farid Polanía, cree que saldrá libre de toda acusación.
En medio de un acordeón, una caja y una guitarra, Harak Farid Polanía Castillo, canta a todo pulmón varios clásicos del vallenato. Esta es su segunda presentación en público, quienes con aplausos lo ovacionan y le roban una sonrisa.
El escenario, tal vez el que muchos nunca quisieran estar, pero que por cosas de la vida han terminado reducidos a un espacio en donde tienen que convivir por muchos años.
La cárcel o la ‘universidad de la vida’, como muchos la llaman, ahí en medio de la celebración de la fiesta de la Virgen de Las Mercedes, patrona de los reclusos, está Harak, cantando ‘Calidad de Vida’, un vallenato de Silvestre Dangond, que no es otra cosa que una alegoría al verdadero amor, tal vez ese que perdió a raíz de sus problemas con la justicia.
Problemas que lo tienen condenado junto a la abogada Melba Roncancio, a siete años y ocho meses de prisión. La justicia los halló culpables de los delitos de concierto para delinquir y concusión.
El proceso tiene que ver con la relación de Roncancio Villalba y Polanía Castillo con la entonces fiscal Tatiana Oliveros, para al parecer constreñir a políticos, empresarios, ganaderos, y miembros de la delincuencia organizada para favorecerlos en los procesos con la desaparición de archivos o preclusiones.
Oliveros es procesada por cargos de concierto para delinquir, agravado por tráfico de estupefacientes y concusión.
A pesar de estar condenado cree en su inocencia, la de la abogada Roncancio y la ex fiscal Oliveros, según él, todo este proceso tiene nombre propio y es el de Jorge Eliécer Valderrama, alias ‘Cayayo’, excompañero sentimental de Tatiana.
Pero Polanía no se amilana. Pese a permanecer en la cárcel, su vestimenta es impecable, anda bien ataviado, afeitado. Carga siempre un carriel en el que lleva papeles, recuerdos y fotos de los suyos.
Gracias a sus habilidades como cantante, Harak Farid se ha ganado la simpatía de sus compañeros de infortunio.
Hace poco conformó un grupo vallenato, integrado por otros reclusos. Con ellos pasa la mayor parte de su tiempo, pues tienen que ensayar. Eso les ha permitido hacerse la vida más amable en el lugar.
Pero él lamenta lo ocurrido con su familia, pues perdió el matrimonio en medio de todo el proceso en su contra.
Mientras espera que su caso sea revisado, pues a su juicio, fue condenado de manera injusta, además estudia una carrera e incluso dice haber encontrado a Dios, en el que ahora se apoya más que nunca.
Dos años después de estar privado de la libertad Harak Farid, habló en exclusiva para LA NACIÓN.
La música ahora es su refugio en la cárcel.
¿Antes de estar en prisión cantaba vallenatos, de dónde viene el gusto por la música?
Viene desde el hogar, mi padre fue cantautor, empecé desde los 16 años a cantar en los grupos de los amigos, en las serenatas que le llevaba a la que antes era mi esposa. Estando ahora en la cárcel conformamos el grupo vallenato ‘Voces de libertad’, desde hace un mes estamos tocando y cantando. El grupo se conformó a través de la llegada de una persona que sabe tocar muy bien el acordeón, me escuchó cantar y me dijo que formáramos el grupo, empezamos a buscar gente por todos los patios que quisieran tocar. Quedó conformado por cinco personas de los patios 3 y 4.
¿Tienen el descuento de pena con este grupo?
Todo mundo redime la pena, nosotros lo hacemos a través de la música. Con motivo de la celebración de la Virgen de las Mercedes se han hecho presentaciones en todos los patios, nos ha ido muy bien.
¿Cuánto tiempo lleva privado de la libertad?
Llevo recluido en la prisión 24 meses, primero en el búnker de la Fiscalía, la Modelo, en Bogotá y ahora la cárcel de Rivera. Estoy por el caso de la exfiscal de Derecho Humanos, Tatiana Oliveros.
¿Qué ha pasado con todo el proceso?
Injustamente nos condenaron, se interpuso el recurso de apelación, estamos esperando que la gracia de Dios nos dé la sabiduría al igual que a los magistrados que tienen el proceso para que podamos demostrar la inocencia. Por este caso, está involucrada la abogada Melba Lorena.
¿Se arrepiente de haber trabajado con la ex fiscal Oliveros?
No. De la ex fiscal, puedo decir que es una persona correcta en el tiempo que la conocí, nunca le vi hacer actos ilegales, sé que nuestra inocencia va a salir a flote, tenemos tiempo para demostrarlo.
La verdad de todo esto, tiene que ver con una pelea pasional del ex esposo de Tatiana, el señor Jorge Eliécer Valderrama, alias ‘Cayayo’. Las pruebas materiales no fueron suficientes para la condena. Sin embargo así nos condenaron, a mí me vincularon al proceso por mi padrino Armando Cuéllar, gerente de Coomotor, donde no tengo nada que ver. Él mismo en el juicio dice que yo nunca le pedí dinero ni que él me dio. Se necesita claridad para la justicia.
¿Ha hablado con Tatiana en el tiempo que lleva en la cárcel?
Sí, he hablado con ella varias veces, pero más que todo de esta peripecia que nos ha tocado vivir. Sé que vamos a salir adelante.
¿Cuántos años de cárcel deberá pagar?
Junto con la abogada Melba Lorena Roncancio, fuimos condenados a siete años y ocho meses de prisión. Siempre le he dicho a las personas que donde nosotros fuéramos culpables no hubiéramos ido a juicio; aceptando cargos nunca abríamos pisado la cárcel porque con las prebendas queda la justicia nos había quedado esto en un año el cual es excarcelable. Seguimos creyendo en la justicia, nuestros abogados han sido muy acuciosos. Se han presentado falencias dentro del proceso y sobre todo en la asimilación de las pruebas del juez que nos condenó. La condena está desde hace dos meses en un proceso de apelación, esperando a que salga favorable para nosotros.
¿Qué pasó con su vida?
Lastimosamente todo este proceso ha hecho en mi vida dos paradigmas. Primero, perdí mi hogar, perdí una gran esposa por esta circunstancia, pero también conocí de Dios. Hoy me siento tranquilo y tengo la felicidad y tranquilidad que cuando era libre; esperando que el día que salga pueda tener una vida nueva, siempre he tratado de lo malo sacar algo bueno. A pesar del lugar donde estoy, trato de sonreír, canto, la gente me aprecia acá en el patio cuatro, que es lo único que me queda después de estar en todo este proceso. Muchas veces nos persignamos pidiendo nunca estar en una cárcel, es una simple idea de lo macabro que es estar dentro de ella. Cada día que pasa uno se va a acostumbrando y se vuelve una persona que no pertenece a este mundo. He encontrado gente maravillosa, muchas personas inocentes fruto de una mala asesoría y un mal juzgamiento. Dentro de lo malo que uno cree que le ha pasado, también sale algo bueno, porque me ha servido para estructurarme como persona, el ser y valorar las cosas que tenemos. Hoy en día vivo en la celda 36 del patio 4, soy feliz, estudio administración de empresas, soy cantante del grupo de la cárcel. Nunca he tenido roces, he sido representante de derechos humanos del patio.
¿Qué se pondrá a hacer cuando salga de la cárcel?
He dejado mi futuro en las manos de Dios, siempre que yo planeaba algo no salía como uno quería. Espero terminar mis estudios en Administración de Empresas, reconstruir mi vida. Soy profesional en finanzas, estoy feliz de comenzar una nueva faceta. Después de estar en unas aulas con personal especializado, hoy estamos en aulas húmedas pero esa es la bendición y la gracia de Dios que a pesar de la dificultad uno no deja de ser quien es. Acá todos somos internos, pero no todos somos iguales.
¿Qué pasó con su matrimonio?
Tengo tres hijos, son mi vida, son lo único que tengo para luchar, lastimosamente perdí una gran esposa. Mi matrimonio se acabó a raíz de todo este proceso, espero algún día restaurar mi vida. La tranquilidad está con uno mismo. Para ser feliz no se necesita tener a otra persona. Hablo con mis hijos todos los días, desde las seis de la mañana hasta las tres de la tarde que es cuando se acaba nuestro día. Mi hijo mayor le ha afectado todo este proceso, gracias a él tuve la prisión domiciliaria que fue sustituida después de la condena. El juez no tuvo en cuenta para darme la domiciliaria, interpretaron y decían que yo era padre cabeza de hogar, sabiendo que me la dieron preservando la vida del menor como lo reza la Constitución, los derechos de los menores son normas rectoras por encima del ordenamiento jurídico. Tengo la custodia de él después de la separación, estoy esperando el recurso de apelación a ver cómo queda.
¿Cree que habrá un giró en su condena?
Sí. Lastimosamente nuestra región es de momentos, donde se aposenta la envidia, tengo la tranquilidad de mi inocencia y de no haber cometido ningún delito. Me quité la cargar emocional de estar acá y ser inocente para disfrutar en cierta manera el momento y mi estadía en prisión.
