La Nación
Un año nuevo en la cárcel de Garzón 3 19 septiembre, 2024
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Un año nuevo en la cárcel de Garzón

Un año nuevo en la cárcel de Garzón 9 19 septiembre, 2024
En diciembre las reclusas pueden ver a sus hijos y disfrutar de actividades especiales.
Adriana Lucía Gordillo cumplió nueve años en prisión; sobre su delito prefirió no hablar, pues le trae malos recuerdos. Durante este tiempo ha recorrido las cárceles del distrito judicial de Neiva y Bogotá. Con paciencia y un poco de resignación aprendió a convivir con sus compañeras. Las fiestas de fin de año le generan alegría y la llenan de motivos para volver a su hogar.
 
“Los días pasan igual, nunca pasa nada, pero en Navidad y año nuevo las cosas cambian un poco gracias a las actividades de integración. Este año por ejemplo la directora de la Cárcel, que es muy sociable con los presos, nos organizó una fiesta y nos dejó entrar a los hijos, además nos cambió la tradicional ración del día por un almuerzo especial. Todo eso ayuda, porque hay gente muy afligida y quienes ya llevamos varios años pues nos acostumbramos a lo que nos llega”, relató Adriana.

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En Navidad decoran y arreglan el penal para recibir el año nuevo.

Sobre su condena aseguró que los primeros tres años siempre son muy dolorosos: “La falta de los hijos, la pareja, los padres, la privación de la libertad y todo hace que no  celebremos nada, pero ya con el paso de los años, pues psicológicamente no nos dejamos afectar y por el contrario damos mucha fortaleza a los tristes”.
 
Adriana asegura que en diciembre muchos llegan hasta no recibir alimento y mantenerse aislados: “Por más que uno quiera no ser tan dramático, cuando quienes nos visitan se van, pues uno queda golpeado y más cuando ya uno lo encierran en la celda, porque ahí se siente más la soledad, que es la que se encarga de afectarlo a uno”.

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Este es el Centro de Rehabilitación Las Mercedes del municipio de Garzón.

Confiesa que cuando llega la Navidad se une a la instalación de adornos navideños, disfruta de la música que le dejan escuchar y confiesa que le alargan un poco la hora de entrar al dormitorio, que tradicionalmente va hasta las 4:00 de la tarde; además celebró que el 24 de diciembre dejaran entrar a los niños, que es lo que ella más desea. “Sin embargo, el llanto es para muchos y muchas, cuando se siente que llega el Niño Dios y se despide el año”, dice con cierta nostalgia.

Todo igual

Para Libia Yiceth Polanía Durán, de 23 años de edad, la situación es más dolorosa. Es madre de un niño de 8 años y sus padres, de escasos recursos, no tienen el presupuesto para viajar a visitarla o enviarle una ayuda. Lleva tres años detenida y aún le faltan muchos años para cumplir su pena. “Vivo una tragedia, una desgracia”, afirmó.
 
‘Víctor Manuel’ es uno de los internos foráneos, su pena está comenzado y pese a su fortaleza física no ha logrado acostumbrarse a la falta de cónyuge, que aunque cada mes puede entrar a visitarlo, sus hijos y demás seres queridos le parten el corazón, particularmente en estas fiestas, que son de unidad, amor, proyectos y sueños en familia. “El destino me marcó contrario a lo que esperamos con mi familia. Espero alguna vez salir de este lugar para volver a la normalidad y ser mejor padre, esposo y persona”, mencionó Víctor.
 
La cárcel ‘Las Mercedes’ es pequeña y a diferencia de otros grandes penales, los problemas de hacinamiento no son tan graves. Sin embargo, la tristeza embarga a los reclusos en estas fiestas de fin de año. El único regalo que le piden a Dios es el de volver a la libertad para estar lado de sus familias. Coinciden en decir que la cárcel es un infierno y que si pudieran devolver el tiempo no cometerían tantos errores y aprovecharían el tiempo para estar con las personas que aman. “La libertad es un tesoro, cuyo valor aumenta en la celebración del nuevo año”, aseguran los presos del centro del Huila”.